Siendo Japón un pais que consume un tercio de la pesca diaria, es lógico que tengan el mercado de pescado y marisco más grande del mundo: Tsukiji. Situado en el centro de Tokyo a orillas del río Sumida, trata diariamente con 400 especies diferentes, manejando 2000 toneladas métricas de marisco al día. Que no se si os hareis una idea de lo que es, pero da trabajo a casi 65.000 personas al día, es decir, más o menos la mitad de Torrejón de Ardoz. Ole.



Es sin lugar a dudas uno de las atracciones turísticas más importantes de Tokio. A parte de ser algo que hacer para cuando aterrizas jet-lageado. Pero tiene una pega.

Hay que estar allí entre las 5 y las 6 de la madrugada (mis ojoooossss… dueleeeen).

Pues nada, se hacen de tripas corazón, se da un madrugoncito y chimpún, otra cosa más que se ha visto, no?. Error. Porque el metro no comienza hasta las 4.30 y desde la zona donde yo garrapateaba alojamiento, no llegaría más que a ver las raspas de las sardinuelas.


Descartando invertir mis paupérrimos ahorros en un taxi, solo quedaba agarrarme a la opción de aguantar despierto toda la noche para llegar desde el centro hasta el mercado de alguna manera. Suele ser muy común entre los que quieren asistir a dicho mercado el quedarse toda la noche de fiesta, llegar al mercado y acabar desayunando algo de sushi por la zona. Sería un buen plan, si no fuera domingo por la noche, si no llevara el tute que llevaba y que mermaba mi inexistente fuerza física y como último motivo porque yo si no duermo al menos un par de horas alcanzo el estado de catatonia más absoluto. Si, uno se hace mayor y eso de empalmar con la mañana ya cuesta.

Opte por otra opción más curiosa. Los manga-ciber-cafés. Lo quéeee? Pues eso mismo. Un cibercafé con biblioteca de mangas para meterte en Internet y/o leer mangas. Se que esto no cuadra exactamente con mi párrafo anterior, pero dejadme que añada más ventajas. Si en vez de el puesto chusquero con el ordenador gualtrapa y esa silla incómoda que os estais imaginando, os digo que puedes alquilar una habitación para ti solo con su ordenador, su metro y medio cuadrado y su tatami sobre el que tumbarte, la cosa ya empieza a cobrar sentido verdad? Y es que en lugar de leer manga y navegar por Internet opté por esnucarme un poco en el cómodo tatami durante unas dos (digamos tres horitas) antes de salir de Shibuya hasta el mercado (aprox 1 hora y 15 min andando).

No penseis que eso se me ocurrió a mi solo. Eso estaba lleno de autóctonos cuyos ronquidos se oían por doquier y por los pasillos aparecían gente con legañas que se encaminaban tambaleantes al baño para volver rapidamente al habitáculo antes de que se pase el sueño.

Una buena opción para pasar la noche hasta que vuelve a abrir el transporte público. Quien dijo que pasar una noche en Tokio era caro?

Esto que os he contado tiene su punto importante por que si hubiera llegado por taxi o por transporte público (suponiendo que viviera más cerca y hubiera llegado a tiempo) habría entrado por la puerta principal. Yo en cambio como no sabía por donde se entraba, me metí por donde entran las máquinas y me puse a pasear tranquilamente por entre los trabajadores.


Tiempo después me enteré que está superprohibido el acceso a todos los turistas por el mercado, salvo las zonas delimitadas para visitar. Cosa que como habreis adivinado, yo me estaba pasando por el forro, de manera involuntaria (eso sí), ante las iras de los conductores de vehículos y trabajadores. Debo decir en su favor, que su tremenda educación les cohibió de acercarse a mi y echarme de su sitio de trabajo a patadas. Pero ahora entiendo mucho mejor ciertas miradas de recelo que yo atribuía a mi pocas horas de sueño. También cobró sentido el porque no veía yo turistas hasta que llegue a la parte donde se apelotoban… ejem ejem… y yo que lo atribuía a que la noche del domingo al lunes no iría nadie o que yo había llegado demasiado pronto (que aparecí por allí a las 4.30). *^__^*



Allí estaba yo, paseando entre entes marinos, calándome las zapatillas de ese agüilla ambientada con tufillo de pescaete, haciendo fotos por las tripas del mercado. Pero flipando. Flipando con el hormiguero de gente, con los vehículos, las gruas, las cajas de pescados, de seres marinos desconocidos para mí, con como se cerraban los acuerdos, con el movimiento.


Pero sin duda lo que más atrae la atención de curiosos es la subasta del Atún. Y no centrandonos única y exclusivamente en la venta, sino en los preparativos tambien. Partiendo de que 300 atúnes congelados por los suelos acojonan.


Se comienzan marcando los atunes y luego los pujantes, se dedican a examinar el atún, mirar y remirarlo, cortar pequeños trozos, probarlos y comprobar, linterna mediante, color y textura.






Y ya que todo el mundo ha podido examinar y tomar nota de lo que quieren, comienza el show.

Tras este numerito apoteósico, sin apenas entender palabra y dejandote llevar por los enormes comunicadores, ya está tol pescao vendio, se carga en los carritos de madera (estamos en el pais de la tecnología punta) y bien se lleva a otros puestos a tratarlo o fuera del mercado.

Por lo demás es recomendable darse una vuelta por la zona autorizada, viendo los especímenes a la venta, que son de lo más interesante de todo. Da para unas buenas mariscadas!!!




Interesante, verdad? Y muy grande!!! Estos son mejillones para comer con cuchillo y tenedor y hacer filetes de ellos!!! La leche.

A la salida de este mercado, esta el mercado exterior, donde entre calles y callejas tienes montones de puestos y restaurantes, para dar buena cuenta de algo de pescado, si eres un macho japonés y eres capaz de desayunarlo.


Salí encantado y me arrastre al metro hasta casa, para coger un poco de fuerzas, pero creedme que mereció mucho muchísimo la pena. Lástima de no poder probar todos los bichejos marinos. (Que hambre me esta entrando y que mono de mariscooooo!!!!). Lo que no es recomendable es llevar calzado que pienses volver a usar alguna vez más en tu vida. Mis zapatillas deben estar decorando alguna papelera tokiota. Advertidos estais.