Una enorme y refulgente estructura de acero inoxidable, pintado de azul por las noches. Un irregular edificio que parece montado a piezas. Cañerías, ascensores, escaleras y tubos eléctricos. Todos ellos, entrañas del edificio lo decoran en la parte exterior dejando todo su intererior nada más que espacio útil.



El futuro está aquí, directamente sacado de las novelas de ciencia ficción, con un toque retro de serie B, con todo ese entramado sobre la carcasa. Carcasa de tres capas para hacer de aislante y mover el aire por todo el edificio.


Así es el Lloyd’s Building. Una obra de ingeniería diseñada por Richard Rogers que comenzó a construirse en 1978 y acabó 8 años más tarde. Haré un inciso para comentar algunas de las obras de este tal Rogers tales como el Duomo del Millenio en Londres, la corte Europea de derechos humanos de Estrasburgo y el archiconocido centro Pompidou en Paris. Nuestra arquitectura patria también tiene algún retazo suyo como la última extensión del aeropuerto de Barajas, la descomunal y masiva T4 (que podrá ser demasiado grande y habrá que caminar años y años para llegar de un lado a otro, pero arquitectónicamente es impresionante!).

Retomamos el tema. Dejemonos de divagaciones. Lloyds es un banco internacional que decidió demoler su antigua sede de 1928 para crear esta nueva de 76 metros de alto y 14 pisos, cosa que aunque ahora parezca una minucia y ya haya sido ampliamente superado por otros muchos edificos (de hecho casi no se ve en el skyline) en su momento fue algo mastodóntico.

Tres torres principales rodeadas de tres torres de servicios que se alzan alrededor de una forma rectangular con paredes móviles, lo que permite modificar los pisos como se desee. No pude visitar la parte interior, pues no está abierta al público salvo en contadas ocasiones pero desde fuera se puede decir que es el tipo de edificio que yo me imagino como una refinería espacial (demasiada ciencia ficción en mis venas quizás?)

Sus doce ascensores de cristal exteriores, fueron los primeros de este tipo en Gran Bretaña y dando algún dato para cinéfilos era uno de los escenarios de «La Trampa».


Uno de los detalles que más me gustan es que han dejado la entrada del antiguo edificio a modo de falsa fachada y el contraste entre la piedra y el acero es muy agradecido a la vista, además de muy curioso. Buen mestizaje.



Imprescindible si estais por la City el escaparse cinco minutitos (o más) para verlo! 🙂 (y si hace sol mucho mejor!)