Un terreno negro y desolado es lo que se puede encontrar al cruzar un Sandur. Damas y caballeros, saquen papel y lápiz que me voy a volver a marcar una disertación científica. Ejem. Ejem. (Aclarándome la voz)

Como ya comenté cuando hablamos del Sólheimajökull, los glaciares en su movimiento van arrastrando todo lo que pillan a su paso entrando a formar parte del mismo glaciar. También acumula gran cantidad de sedimentos a sus pies (lo que llamamos Morrena).

Pues bien, según el glaciar se va derritiendo se empiezan a formar pequeños ríos que van creando una superficie fina y suave, moviendo y desplazando los sedimentos como quien extiende harina sobre una mesa, llena de surcos que van cambiando constantemente.

Toda esta especie de playa, recorre toda la distancia entre el glaciar y el mar en lo que se llama cuenca de desplazamiento. Espero que hayan apuntado la bacalada.

Hasta aquí todo perfecto. Somos todos amigos, tu te derrites y me formas un río, jijiji, que divertido. El problema viene cuando Islandia decide que no quiere amigos y comienza su actividad geotérmica. Ayayay. Es entonces cuando en lugar de ir derritiendose poco a poco lo hace masivamente, generando una especie de maremoto pero desde tierra adentro hacia afuera. A esta inundación se llama Jökulhlaup. Gutierrez, que le veo.

El efecto es el mismo que cuando una ola en la playa entra en tu castillo de arena. Lo destroza y lo alisa y aquí no hubo nunca ni rey, ni castillo, ni a quién pedir cuentas.

Volviendo a la serie de desastres naturales. En 1996 a otro de los volcanes de la zona le dio por entrar en erupción y empezó a derretir parte del Glaciar Vatnajökull. Resultado? Una inundación descomunal, desplazando 45.000 metrós cúbicos de agua por segundo, con icebergs de 10 metros de altura flotando y arrasando carretera (la única que tienen), puentes y a todo ser viviente despistado que se encontrara por la zona.

No tuvimos «la suerte» de encontrarnos con un Jökulhlaup mientras lo cruzabamos, así que no tengo fotos (como si pudiera sobrevivir a algo así), así que me he tomado la libertad de enlazaros esta, esta y esta. Además la erupción volcanica que precedió a todo esto se puede ver en estas fotos que ya son totalmente icóncias del suceso.

Este Sandur, es el Skeiðarársandur. 1300 kilómetros cuadrados de nada de los cuales 600 son de delta. Cruzarlo transversalmente son algo más de 40 kilómetros de longitud. Y los fuertes vientos que levantan la arena son una pesadilla para todo aquel que osado, decide cruzarlo en bicicleta. De hecho, tras cruzarlo es recomendable darle una lavadita al coche (o a lo que queda de él) y sobre todo, si quieres seguir teniendo vehículo no es nada recomendable salirse de la carretera al libre albedrío del explorador, pues resulta imposible sacar el coche de esas arenas.

Y no. No lo probamos. Con el coche. Pero no pudimos resistir el impulso de al menos dar un paseillo. 🙂


En este caso, semejante fenómeno viene precedido por una lengua de glaciar que es extiende a lo largo del horizonte durante algo más de 20 kilómetros. El Skeiðarárjökull. IMPRESIONANTE.

Os dejo con unas cuantas fotos tomadas desde una colina en el parque nacional de Skaftafell, desde donde se puede ver el Skeiðarársandur con más claridad. Aunque solo se ve una pequeña parte seguramente os podreis hacer una idea mejor de como es.


Sí, es la desolación. Pero eso no quiere decir que no te deje con la boca abierta.