El sonido grave y cavernoso del Odaiko resonó hasta en el más alejado rincón del Southbank Center. Sobre el escenario, ataviado simplemente con un fundoshi dos percusionistas japoneses se entregaban en cuerpo y alma a golpearlo creando todo tipo de sonidos, hipnóticos, que te dejaban completamente clavado a la butaca. La luz iluminando en perpendicular sus cuerpos mostraba cada músculo en tensión, el sudor corriendo por la espalda mientras la piel del tampor vibraba inundándolo todo. Cada uno colocado a un lado del tambor y el ritmo de los ancestrales tambores japoneses energizando el ambiente.

Kodo

Kodo, un grupo que explora las posibilidades de la percusión tradicional japonesa, recorren el mundo manteniendo esta tradición y mostrándola al resto de las culturas desde hace 25 años. Y te dejan con la boca abierta tras sacar a la luz toda la gama de sonidos que los diferentes Taikos pueden generar. Todo ello coordinado al milímetro y cuidando el detalle visual al máximo. Espectacular. Juegos con el más abrumador de los truenos y con el silencio. Durante dos horas abandonamos nuestro cuerpo en Londres para trasladarnos al lejano y tradicional Japón y sentirnos una vez más fascinados por su arte. Una vez más, siendo tan parecidos no podemos sentirnos más diferentes.

En el antiguo Japón el Taiko era el símbolo de la comunidad rural, cuyas límites no estaban definidos por la geografía, sino por la distancia a la que se podían oír los Taikos. One Earth Tour, el tour que les lleva por todo el mundo no tiene otra intención que la de que los tambores resuenen por todas partes para que seamos todos parte de la misma unidad.

¿Y por qué no?

Gracias a Matoky, por descubrirlos y por la compañía.
Foto de google images