(Post que apelo al las pocas fuerzas que uno tiene para ser completado un tal 18 de Julio de 2010)

Yosemite 29

Las rocas aún estaban calientes cuando me tumbé mirando al cielo esperando a que aparecieran las estrellas. Desde Glacier Point, con el valle de Yosemite a los pies, la vista que iba desapareciendo bajo los mantos de la oscuridad, era inmejorable. Sin embargo no estaba demasiado tranquilo.

Yosemite 13

Yosemite 28

En frente, asomaban los 2693 metros de granito del Half Dome, la media cúpula icono del parque nacional de Yosemite. Llegar a la cima, era el objetivo para el día siguiente, pero viéndolo allí inmenso, con una vertiente cortada a cuchillo no podía imaginarme ni por donde ni como iba a conseguirlo. Pero con cientos de personas que lo suben diariamente, no podía ser tan difícil. ¿O si?

Yosemite 04

Sea como fuere, no había dado demasiada confianza al encargado de la oficina de información. El tiempo estimado para la ruta era de alrededor de 10 y 12 horas entre ida y vuelta, pero tras una rápida mirada a mi portentoso físico me había indicado que debería calcular no menos de 13 horas.

Yosemite 06

Yosemite 05

Oiga. Me ofende usted. Entiendo que mi barriga salchichera pueda confundirle, pero, ¡que es eso de añadirme una hora de más! ¡A mi! Que soy un extra de motivado. Demostraría a tamaño ofensor que se equivocaba aunque para ello tuviera que apostar mi honra.

Yosemite 09

Preparé con esmero la carga de la mochila para el día siguiente, en una compra masiva de barritas energéticas cuya ingesta no me haría pasar un control antidoping, unos cuantos plátanos, tres litros de agua y una buena ristra de embutidos (bueno, de embutidos de supermercado que ya quisiera yo hincarle el diente a un chorizo de verdad) acompañados de ingentes cantidades de frutos secos. Lo que viene siendo mi dieta clásica de montañero.

Yosemite 11

Yosemite 07

Salí con el alba, 15 minutos antes de que saliera el sol, pero donde ya reinaba claridad suficiente como para comenzar a caminar. Era un decisión consciente pues se esperaban fuertes temperaturas a lo largo del día y la última parte al alcanzar la cúpula podía colapsarse de gente, así que hombre madrugador vale por dos, o dios le ayuda o alguno de esos otros refranes que sólo se dicen como consuelo cuando eres presa de las legañas.

Yosemite 14

Comencé a subir por las laderas de Yosemite. Mis recuerdos me hablaban de algo tremendamente especial en este sitio. Fue uno de los templos fotográficos de Ansel Adams y yo estaba caminando por sus fotos, por sus montañas, viendo lo que el había visto y admirando como lo había hecho. Un deja-vu real, sacado del subsconsciente. Aquí esta. Aquí estamos. Siguiendo los pasos (en un sentido totalmente físico y literal) del maestro.

Yosemite 10

Yosemite 08

Aunque muy pronto me deje de romanticismos y me dediqué a no dejar de ingerir alimento, mientras el camino ascendía y ascendía. Sin parada sin descanso. Franqueando ríos, bordeando gigantescas cataratas, un pasito tras otro. Hop. Hop. Hop. Hop.

Yosemite 15

La verdad sea dicha, y sin animo de revelar mi identidad secreta como superhéroe, no son muchos los que hacen el recorrido entero en un día. Eso queda para sólo los cortitos de días, presas del ansia. La mayoría en cambio opta por hacerlo en un par de días, parando en una de las zonas de acampada más allá de la mitad del camino.

Yosemite 01

Yosemite 02

Sea como fuera, mantenía el ritmo, el buen ánimo y la cuesta arriba, porque no había manera de que disminuyera la pendiente. Arramplando con plátanos y dándome a las barritas energéticas en marcha, como si de un avituallamiento ciclista se tratara. Cruzando bosques, sudando la gota gorda bajo un sol que ya empezaba a abrasar. El primer litro de agua duro muy poco.

Yosemite 30

Pero había alcanzado por debajo del tiempo esperado la subcúpula. El Sub Dome. Una colina rocosa que había que cruzar antes de encontrarse con el mítico pico. Me aproximaba a la cima. Comencé a subir los escalones tallados en piedra y muy a mi pesar y a mis resoplidos, tuve que parar más veces de las planeadas a coger aliento. La sobredosis de barritas energéticas ya no ayudaba y el esfuerzo continuado durante casi cuatro horas, estaba pasando factura.

Yosemite 16

(Sobre la subcúpula, simulando que estoy fresco como una lechuga)

No lo suficiente como para detenerme y llegar a la base imponente del Half Dome. Quedaba por delante, la parte más dura. La más épica. La subida por casi liso granito hasta la cumbre. Tanto que la única manera de subir por esa cuesta que va adquiriendo inclinaciones casi verticales era agarrándose a un par de cables a modo de barandillas que en su día algunos spidermans habían colocado.

Yosemite 17

Cogí aire y esperé no ser presa del vértigo en mitad de la subida. Agarré un par de guantes de goma que tan cuidadosamente dejan los rangers listos para usar y empecé a ascender. No era lo más normal, pero ver al muchacho de delante mía equipado con arnés y mosquetón, me hizo dudar. Al diablo. No hemos vencido a la roca y al sol para dejarme intimidar por una pared vertical.

Yosemite 18

Si bien puedo presumir de piernas (a pesar de mi más que desguazada rodilla) sin sonrojarme demasiado y sin haber ingerido previamente alguna bebida alcohólica, no podría decir lo mismo bajo ninguna circunstancias de cintura para arriba. Mis brazos, que sólo tienen la fuerza necesaria para sujetar una cámara, se empezaron a quejar. Subir. Parar. Subir. Parar. Parada a cada pocos pasos, en cada uno de los travesaños de madera que hacían las veces de primitivos escalones.

Yosemite 21

Saqué las últimas fuerzas que tuve de donde pude encontrarlas, ocupando un muy pequeño espacio bajo la palabra orgullo, y coroné a la cima. De cero a cien en breves segundos. Del desánimo y el cansancio a la emoción. Ante mí, en la cima, la magnífica vista, el aire sobre tu rostro, la recompensa. Sentirme rey del mundo. Pequeños Instantes de placer donde nada importa más que permitir a la mirada perderse.

Yosemite 23

Yosemite 24

Yosemite 20

Recargué fuerzas, acabé con otro litro de agua, y con una sonrisa en la boca intenté guardar en la memoria cada valle, cada pico, cada roca, antes de comenzar la bajada. Rozabamos media mañana y la afluencia era mucho mayor, y el mismo camino de subida era el que había que usar de bajada, con el consecuente atasco en vertical. ¿Bajo? ¿Subes? Pasa tu, yo descanso. Tiro. Espera. Vértigo no vengas. Benditos guantes que agarran más que las botas. No sueltes nunca el cable. Un poco más.

Yosemite 22

Yosemite 25

Y una vez abajo, integro y satisfecho por no haberme despeñado, comenzaba el largo y trabajoso camino de vuelta al comienzo. Una clásica bajada, donde ya te fallan las piernas, cambiando músculo por goma, que se doblan por donde no deben, reclamando un descanso que sabes que no les puedes dar.

Yosemite 26

Tropecientas torceduras de tobillos después y con una marca de 9 horas y media (10 horas y media contando la hora de comer) alcanzaba el coche. Reventadito, con la rodilla otra vez en proceso de descomposición, quejándose de los tres últimos kilómetros de los casi 25 que había andado, pero absolutamente encantado.

Yosemite 27

Porque amo la montaña, cruzar valles, atravesar bosques, vadear ríos, olvidarme de todo y pensar sólo en el siguiente paso, elevarme a lo más alto y sentirme ínfimo. Que sencillo placer.

Yosemite 12

PD. No se pierdan este video (9:25 minutos – sólo en inglés) donde unos rangers muestran la ruta y unos cuantos consejos para hacerla.