Camino de Santiago

Todo sucede con un clic. En el momento en el ratón pulsa el botón de compra y que hace que las ideas y los planes que se habían ido formando poco a poco en tu mente tomen finalmente forma. Una forma aún sin definir, formada de momento por expectación que se irá transformando en recuerdos. Lo de si buenos o malos habrá que valorarlo en otro momento, pero de momento no se me ocurre mejor manera de empezar el 2013 que volviendo a cargarme la mochila a la espalda, para deshacerme de una vieja espinita que tengo clavada desde hace casi 10 años, hacer el camino de Santiago desde Roncesvalles.

En aquel entonces hicimos en modo multidestrucción las últimas etapas del camino, comenzando en O Cebreiro, el comienzo de Galicia y como resultado me traje un montón de buenas experiencias y una bonita lesión de rodilla. Ahora no solo aumento los días de marcha de 7 a casi 30 sino que además voy a intentar completarlo en invierno. Lógicamente es algo que no he pensado demasiado o me temo que sólo habría encontrado motivos para no hacerlo, así que ya nos reiremos cuando esté rodeado de nieve. Esto promete.

En lo que respecta al blog, va a ser una parada forzosa hasta que vuelva dentro de un mes. No llevo el ordenador conmigo, porque sé que cada gramo cuenta, pero si una cámara, dos lentes, un montón de tarjetas y un disco duro (algo es algo) cuyo contenido esperará pacientemente su momento para aparecer por aquí. Yo ya con la mochila lista y un billete hacia Navarra para las próximas horas les dejo que hagan la porra de donde voy a cascar, donde rendirme y donde suplicar clemencia (confesaré los tres puntos, no se preocupen) y para el que tenga curiosidad que sepan que pueden ir siguiendo el viaje por mi cuenta de twitter.

Ahora si, a la llegada del trigésimo día, con la llegada del Alba miren al Este. Espero que sea un bonito amanecer.