Empezar siempre es divertido. Esas expectativas que mezclan emoción con una pequeña angustia presa de la incertidumbre. Del que pasará. Esos nervios. Pero en algún momento hay que lanzarse y por mucho que lo hayas pensado siempre hay un pequeño vértigo a la hora de saltar al vacío. Aunque el salto sea de pocos metros. Así que después de haber tenido mi primera toma de contacto con el Dji Mavic, donde ni siquiera tuve tiempo de pensar en como grababa o hacía fotos el dron, llegó el momento del estreno. Y aproveché que estaba con los amigos de Minube visitando la provincia de Guipúzcoa para estrenarme como piloto sin otra ayuda que mi memoria, intentando recordar todos los pasos correctos para que el primer vuelo no acabara en naufragio en mitad del Cantábrico. Activando controlador, activando dron, esperando señal GPS, estableciendo punto de casa, estableciendo altura máxima, estableciendo altura de retorno… y creo que no me olvido nada. Ah si, cambiar de jpeg a RAW, dejar fijo el balance de blancos y ahora si, a la de una, a la de dos, a la de tres… a volar.

No podía haber elegido sitio mejor. La costa vasca, se mostraba en todo su esplendor y yo, fijo en la pantalla del móvil podía verla como no había soñado verla jamás, desde lo más alto, ingrávido, sobre el manto azul de las aguas, sobre los acantilados cortantes de esa maravilla que es el Flysch, acechando al Txindoki en el Goierri. Que maravilla. Tuve problemas, como cabía esperar. Errores de conexión en mitad del vuelo y cosas raras. No me compliqué demasiado. Al mínimo indicio de que algo podía ir mal, de que la señal podía debilitarse, o indicaciones de que hacía mucho viento o cualquiera de los etcéteras que se me pudieran ocurrir no dudaba. Pulsar botón de retorno a casa y dejar que la propia inteligencia del cacharro volviera y aterrizara por sus propios medios. Se podría decir que a pesar del disfrute lo seguía volando con una buena dosis de miedo. Lo superaremos. No hice demasiadas tomas, pero las suficientes como para tener estas pocas vistas. El dron sigue vivo, no duerme bajo los océanos o en lo alto de un árbol y para mi alegría también tengo unos cuantos minutos de video. Los editaré en breve, aprovechando lo que se pueda utilizar de mis imberbes dotes de piloto, pero mientras tanto deléitense con estas vistas de Guipúzcoa desde los aires.

En breve, resumen del viaje y fotos. Gracias a Minube y a Turismo de la Región de San Sebastián por permitirme conocerlo y retratarlo así de bonito. 

Nota: para los que os preguntáis por la calidad del dron, estas fotos son RAWs revelados en Lightroom y Photoshop. La calidad creo que es bastante decente, aun sin ser nada del otro mundo.