Tengo una relación muy bonita con Dani. Nos conocemos desde hace, día arriba, día abajo, al menos veinte años y en los vaivenes de la vida hemos perdido y retomado el contacto unas cuantas veces. No uso «perder» en un sentido trágico. Donde sea que nos hayamos reencontrado siempre fue un seguir esa conversación que se había quedado en puntos suspensivos. Reconectar con Dani es invariablemente fácil. Basta con pronunciar un «hombre, my friend!». Listo.

Hace exactamente esos, día arriba, día abajo, al menos veinte años, fuimos los primeros rostros que conocimos mutuamente en nuestro comienzo de vida universitaria. En los gélidos albores de un amanecer nos encontramos en la cabeza de una cola en la que cuadrar un buen horario de laboratorio. Nosotros aún no lo sabíamos, pero habíamos sellado nuestra amistad con el irrompible sello del frío y las legañas. Lo que tampoco sabíamos entonces, cuando nos metimos a estudiar esa ingeniería, que suponíamos nos labraría un buen futuro, es que la vida tenía pensado llevarnos por otros derroteros. Poco a poco yo fui cambiando las fórmulas, las tablas de excel y los informes en word por la emoción de intentar atrapar la luz de los momentos. Dani decidió que su vida debía dejar de medirse en voltios, herzios y miliamperios para dimensionarse en corcheas y fusas (y alguna semifusa, no lo vamos a negar). Quién nos lo iba a decir. A día de hoy hacemos lo que nos hace felices y no siempre es sencillo, pero creo que estamos satisfechos de habernos demostrado que los pasos se pueden redirigir y que no hay porque arrastrar durante una vida una decisión tomada cuando rozábamos los dieciocho años.

(No se muy bien como sucedió, pero una vez Dani me convenció para grabarme aporreando una guitarra)

Y ahora por fin, tras muchos esfuerzo y sacrifico, saca disco. Y yo no puedo estar más feliz por él. Años de sueños y sudores, de muchas horas de escenarios, de tocar en calles y plazas, de un incansable amor por la música concentrados en una perfecta forma circular. Para los que le conocemos sabemos que Dani no cabe en un CD, pero es una buena manera de tener un pedacito de su arte sonando en casa. Dani es un gran tipo, un gran amigo y de alguna u otra manera ha estado en algunos de los momentos más complicados de mi vida, esos donde ser amigo no es sencillo porque implica regalar el propio hombro para apoyarse o llorar. Cuando pasé meses encerrado en casa sin apenas poder abrir los ojos, parapetado tras persianas bajadas y gafas de sol, Dani vino muy pronto a darme un abrazo. Volvió el día siguiente con un amplificador para que pudiera tocar la guitarra: «¿Eso si lo puedes hacer, verdad?» me dijo con un cariño infinito. A día de hoy todavía no me lo ha pedido de vuelta. Quizás él no era consciente de que me estaba dando una vía de escape para la desidia y la tristeza (pero probablemente si lo fuera). No fue la única vez y sé con certeza que no soy el único. Somos muchos los que estamos agradecidos de tener cobijo bajo la generosidad de corazón tan grande.

Ahora, retomo, Dani saca disco. Y lo hace acompañado de una campaña de crowdfunding para poder hacer frente a los gastos de fabricación y promoción del mismo. Sería injusto intentar convenceros de que participarais en el crowdfunding por que Dani es una buena persona, o simplemente un tipo majo al que devolverle mil favores. Desmerecería todo la experiencia, trabajo y cariño que hay detrás. Si creo que merece la pena apoyarle es porque detrás hay un auténtico discazo. Porque se ha rodeado de un montón de musicos brutales (Gonzalo Lasheras, Marcelo Fuentes, Tito Dávila… si no sabéis quiénes son, os recomiendo que buceéis un poco por internet, porque me apuesto que les habréis escuchado en muchos de vuestros discos favoritos) para darle forma a esos temas suyos tan especiales. Si creo que merece la pena apoyarle es porque creo sinceramente que quien participe se llevará una auténtica joya.

En la parte que me toca, estoy encantado de haber podido colaborar, no solo echándonos unas risas para el video promocional sino también haciendo algunas de las fotos para el disco, así que espero que estén a la altura del resultado final. Pero para eso habrá que esperar al 4 de Diciembre, en el concierto presentación que tendrá lugar en la Sala Galileo Galilei.

¿Nos vemos por allí?

Más info: Crowdfunding Día D Hora H

Agradecimiento especial a Chus Blazquez por su inestimable ayuda al prestarnos su tiempo y estudio para poder hacer las fotos (y sobre todo, por ejercer tan estupendamente de musa).