La estabilidad de la delgada barca no ofrecía ninguna confianza, pero mientras se deslizaba suavemente por el laberinto del manglar, bastaba con mantenerse estirado y no hacer ni un movimiento brusco, lo justo para esquivar alguna rama o algún que otro tronco rebelde que se interponía en el camino. El bosque se alimentaba del agua, […]
