Tremendo fin de semana, que iré desgranando a lo largo de estos días mientras comienza mi operación hogar. Comencemos diciendo a los más incrédulos que el prisionero político en Francia llegó a Londres. No fue el suyo un viaje exento de problemas, pero las cosas al final salen, y más si tienes un equipo detrás que, aunque sea la pandilla basura, prepara toda clase de estrategias y maniobras alternativas para cubrir todas las posibilidades (Bien por Rafa!!!)

Si. Con dos días de retraso, pero mi hermano llegó. Consiguió un pasaporte en regla en la emabajada Parisina y maletón de 27 kg al hombro se preparaba para la travesía. No adelantemos acontecimientos todavía, que mientras él «disfrutaba» de un placentero viaje de 6 horas en buseto, nosotros cambiabamos de gatronomía para acercarnos ligeramente a la británica y meternos entre pecho y espalda un fish&chips tal y como mandan los cánones.

Fue esta una jornada gastronómica en la que los inquilinos recuperaron relativamente sus fuerzas tras haber pasado las mañana en el British Museum, que como los amigos de las peregrinaciones sabrán, no es un museo pequeño.

Por si la jornada no hubiera sido suficientemente cultural para los pobres tullidos, un paseito por el TATE Modern acabó definitivamente con todo rastro de coherencia en sus almas que no tuvieron otra opción que, abrumados por el peso de la cultura, ofrecer una performance al alcance del entendimiento de muy pocos. Exclusividad cultural señores. El increible hombre bombilla y sus amigos primarios.


Pero no critiquen vuestras mercedes sin saber, y piensen que los cerebelos y redes neuronales se habían visto afectadas por obras como «Mierda del Artista», que tal y como indica la palabra es una defecación del fumao de turno creador, perfectamente enlatada en una serie limitada de 90 botes, perfectamente numerados y de los cuales el TATE Modern tiene el número 18 de tan preciada colección.

Sigo recomendando dicho museo aunque solo sea para disfrutar de las vistas de las última planta (la cafetería) mientras se coge aire y se intenta olvidar gran parte del material allí presente, sobre el que un visionado prolongado puede crear daños en el cortex cerebral de manera permanente.

Llegados a este punto nos reunimos con el ser que tengo por hermano, recogimos los fardos, las alforjas y la cantidad de basura que llevaba acumulada tras sus días de viaje y nos cruzamos la ciudad de Oeste a Este para llegar al East End y especialmente Brick Lane. Uno de los barrios más peculiares de Londres.

Brick Lane es una de esas calles con vidilla de todo tipo, pero es especialmente interesante por albergar al barrio hindú en Londres. De hecho las calles están escritas en inglés y en hindú y se pueden encontrar establecimientos de comida hindú directamente de la india. Otro pequeño cachito del mundo en Londres. 🙂

Brick Lane es sobre todo famoso porque tiene gran parte de la calle ocupada por restaurantes hindúes, que llenos de relaciones públicas te acosan al mismo tiempo que te hacen ofertas, contraofertas, regateas con ellos y llegas a un buen precio por el que comer.

Es curioso que todos los restaurantes tienes sus reseñas fotocopiadas y pegadas en los cristales para que se pueda admirar las magníficas reseñas que los periódicos locales han hecho de su exquisita comida.

Generalmente te llevas un par de botellas de vino para todos, o un par de bebidas (más pequeñas que el tamaño normal) y un tanto por cierto de descuento que suele rondar entre el 15% y el 25% dependiendo de los precios de los restaurantes. Al final entre unas cosas y otras y hagas lo que hagas te sale entre 8-10 pounds la comida y sales hinchado hinchado hinchadísimo!!! 🙂 (si sois de los que no comeis con los ojos, probablemente os salga un poco más barato)

Y llega la hora de comer!!! NO me pregunteis muy bien lo que pedimos, ni a mi, ni a todos mis compañeros porque pedimos los acompañamientos al azar. Vamos, el hindú ruso se podía llamar.



Inciso: Foto de «Estoy vivoooooo y tengo hambreeeeee!!!!» 😉

Fin del inciso

Come, que hay hambre, y no preguntes el qué, que no tenemos ni idea. Cosas ricas, cosas menos ricas, cosas picantes, cosas más picantes y cosas extras de picantes. ¿Quién dijo miedo?

Advertidos estais. De lo que me acuerdo (y me han chivado):
– Para comenzar: Papadum con Chutney (uno por cabeza)
– De acompañamiento (aprox. uno por cada dos comensales): Arroz (Pilau Rice) y pan (Nan Bread). Es importante pedirlo pq es la única manera de mojar la salsita!!! ñem ñem ñem…
– Cuidadin con el Vindaloo que pica como las puertas del infierno

Sé que esta lista es realmente lamentable, seguramente los amantes de la comida india podais recomendarme más platos para la proxima vez y esas cosas que no me puedo perder. Prometo mejorar!!!

Eso si, las autoridades sanitarias advierten a los estómagos sensibles ante nuevas especias y sabores tengan en cuenta que se va a producir una purga estomacal de cuidado. 🙂 Los estómagos menos sensibles, en cambio, ni lo notaran.

Lo que no podreis pedir será la compañía. La mía era impagable. 😉