El tiempo se acababa y los atardeceres maravillosos a esas latitudes también. El cuerpo magullado, cansado y los músculos agujeteados, pero aún así sacamos fuerzas necesarias para cruzar Edimburgo (que tampoco es excesivamente grande) y subir a Calton Hill, una colina que vigila la ciudad, con un panteón romano semiconstruido en su cima.

Cuentan que se intentaba hacer una réplica del Panteón griego, pero a mitad de la obra se agotó el capital y la obra se quedo eternamente a medias. Con lo que desde luego no merece esta estructura, bautizada como el Monumento Nacional (que vergüenza), una visita. En cambio sus vistas se merecen una y muchas más. Gobernar con la vista. Edimburgo. Firth of Forth. Y en la lejanía, montañas tras las que se escondían miles y miles de lagos, de los cuales vimos sólo unos cientos…

National Monument Sunset 02.jpg

National Monument Sunset 03.jpg

National Monument Sunset 04.jpg

Desde allí, los que aún soportabamos estoicamente el biruji correteando alegremente entre las nalgas y las rodillas, y los que ya se habían relegado al calor de unos pantalones, disfrutamos de un atardecer de regalo.

National Monument Sunset 06.jpg

National Monument Sunset 07.jpg

National Monument Sunset 01.jpg

¿Se os ocurre mejor manera de despedirse de Escocia?

National Monument Sunset 05.jpg

National Monument Sunset 08.jpg