Se alzaba imponente. Mientras conducíamos a la parte más al sur de Islandia los 120 m de altura de Dyrhólaey surgían de la nada con sus formas caprichosas sobre una playa de arena negra bordeada por acantilados.


Esta especie de provincia es relativamente joven; surgida hace «sólo» 80.000 años en una erupción volcánica submarina que creo las formas con rocas basálticas. Unas formas realmente increíbles, muy raras, pues aunque podrían parecer creadas por las mano del hombre, lo cierto es que es algo totalmente natural. La madre Gea también muestra cierto interés por la geometría. 😉



Desde allí se pueden observar hacia el Este unas curiosas formaciones de más de 60 metros de alto llamadas Reynisdrangur que aunque se formaron como consecuencia de la erupción que comentaba hace algún párrafo, lo cierto es que los locales prefieren creer que son las estatuas de tres enormes trolls a los que la luz del sol les pilló de imprevisto petrificándolos al instante.


Ruido atronador. Olas rompiendo contra las rocas y las piedras de la playa. La fuerza de la Naturaleza. Volver a sentirte pequeño (una vez más).



Otra de las curiosidades reside en el «pequeño» agujero que atraviesa uno de los acantilados. No pude tomar una buena foto donde se viera perfectamente pero podeis vislumbrarlo en esta foto:

Pues bien, dicho agujerito tiene casi 50 metros de altura y por él puede pasar volando (y con cuidadín) una avioneta pequeña!! No somos nadie!! 🙂

Mi briconsejo de hoy es que tengáis cuidado si estáis empanados haciendo fotos a piedras y guijarros movidos por el agua…

… es bastante probable que no veais a otra ola traicionera que avanzando al sprint decida demostrarte que el gore-tex no funciona si el agua llega por las rodillas. Ejem. No. Por nada. No fue a mí. Le pasó a un amigo mío…

Rinconcito realmente precioso. Os dejo que os relajéis y mientras removéis el café, escuchéis como el retumbe de las olas en ese camino infinito de ida y vuelta ahoga las palabras que intentáis pronunciar.





Hey despertad!!… Uy que caras!!!

Bueno… os dejo cinco minutitos más… 😉