Tal y como os dictan vuestras mentes tras haber leido el título confirmo lo que se sospechaba. He estado en Bilbao. Un maravilloso fin de semana a cargo de Álvaro, uno de los companyeros del trabajo, que aprovecho un momento de debilidad para echar a sus padres y hermanos de casa y acogernos a otros siete.

Por supuesto, no se pueden dejar pasar semejantes muestras de amabilidad, asi que los amigos y companyeros de la torre de los Fronsklins nos cogimos un vuelo y decidimos que este fin de semana lo pasariamos atiborrandonos a pintxos, a zuritos, a cortos de vino y a todo lo que se nos pusiera por delante.

Además contabamos con la diversión anyadida de que dos de los integrantes del grupo era ingleses y era la primera vez que visitaban Espanya. Lo cual no deja de ser un punto de vista interesante y un contraste bastante destacado con su la manera londinense de ver las cosas.


En la primera foto podeis disfrutar de mis nuevos «caseros» Marta y Jesús sentados en mi misma fila , mientras que la ventana y el asiento del medio de la fila posterior estan ocupados por mis anteriores «sufridores» Álvaro y Patricia, que se me van turnando por eso de que uno no de mucho la barrila y por que tambien todos tienen derecho a disfrutar de mi companyía. 😛 A la derecha de la segunda fila tenemos a James, uno de los ingleses y en la foto de abajo a Bea y Paul, el segundo de los ingleses. Si. El que falta por describir soy yo. Por si se os había olvidado. 🙂

Con la excusa de que hay que comenzar bien, no hizo falta mas que aterrizar, dejar las maletas en la céntrica calle de Maximo Aguirre y dirigirnos a la primera zona de Pintxos en García Rivero. Que fue del agrado de todos. Por si alguno pensaba lo contrario.

Llegado a este punto tengo que resenyar que nuestro buen amigo Paul, es vegetariano. Y uno no se da cuenta de las dificultades que tiene un vegetariano en una tierra de carnivoros como suele ser la mayor parte de Espanya, hasta que viajas con uno y empiezas a darte cuenta de todo lo que no puede comer. Afortunadamente quedaba algún que otro local, donde poder dar gusto al paladar sin necesidad de comer carne (hablo solo por él) y si no siempre quedará la socorrida tortilla de patatas.

Llegado a este punto entra en escena uno de mis vascos favoritos. El pequenyo Sancho Txema, fray Cucufate, o como quieran llamarlo aparece por Bilbao dispuesto a apuntarse a cuantos pintxos sean necesarios para saciar su hambriendo estómago, que los que le conocen saben que tiende al infinito.

Y mientras poneis esa parte del cerebro que no soleis usar a trabajar y calculais las dimensiones del estomago del Txema, nosotros seguiamos en plena competición por degustar un cortito de cerveza, un crianza y seguir liquidando bandejas de comida según aparecían. Groau!!!


Debo anyadir, que nosotros a parte del modo Gastronomico ON, tambien nos apatecia salir un poco de Londres, para cambiar el chip y pensar en otras cosas, pero por lo visto si lo que hay que hacer es olvidarse de Londres, Bilbao no es el mejor sitio para ir.. 😉





Acabamos dentro del Covent Garden *sigh* y en algun lugar cuyo nombre no recuerdo en otro bareto dentro de la galería Urquijo (creo recordar).


Se durmió poco y no fue suficiente, pero había que turistear y rescubrir la ciudad, que nos recibió con un solete y un calorcete que curaba el hipo. Ole. Que alegria. Y que calor. Lo que facilitaba al decision de entrar a tomar algo fresquito en cualquier sitio.

Manos a la obra. Empezamos el recorrido pasando por la plaza Moyúa y dirigiendonos hacia la ría desde donde cogimos el paseito que comienza algo más al Oeste del Puente
Deusto y lleva en un agradable paseo al Museo Guggenheim, que ya habia visto con anterioridad (por fuera) hace algo mas de un anyo y que me impresionó tanto como el primer día. Me encanta ese edificio.

El interior, he de decir, sigue siendo un misterio para mi y me sigue sin llamar la antención, además de tener el comodín perfecto para poder seguir volviendo a Bilbao con la excusa de que aún no he visto el museo por dentro. 😛






Y llegados a este momento y por muy felices que estuvieramos y nos las desearamos, nos dirigimos al Casco Viejo, pasamos de largo del puente Zubizuri y atravesamos el puente del ayuntamiento para dirigir nuestros pasos a la Catedral y a por la segunda tanda de los bienamados pintxos.



Pero eso, queridos amigos míos, lo contaré en mejor momento, que ahora se me caen los parpados y asi os quedais con la intriga del continuará. Porque si. Muy a vuestro pesar Continuará…