¿Infravaloramos los fotógrafos la primavera? Replanteo la pregunta ¿Infravaloramos la primavera? Podría parecer que no pero la realidad es que nos lanzamos en masa a ver los preciosos colores del otoño, saturamos los parques, acaparamos los bosques ocres caminando entre hojas caídas y llenamos los alojamientos que los rodean. Mientras, en los meses primaverales, los mismos respiran bastante tranquilidad. Disfrutar del hechizo del Otoño requiere de una cuidada planificación. En cambio solemos dar por sentado la primavera, a la que miramos de refilón, quizás porque más allá de los colores nos seduce más el ocaso, el dramatismo de los últimos días, ver el final. Somos de últimas oportunidades, del vértigo de asomarnos a un vacío que sabes que devolverá la mirada.
Pues bien. Aquí va mi oda al verde. Al verde puro, intenso y saturado. A ese manto abrumador y exuberante, salvaje e indómito que en este año de lluvias cubre la mayor parte de nuestro país. Se apelotonan las flores, crecen las ramas, se oscurecen los paseos en las sombras de las tupidas copas de los árboles. Verde que te quiero verde.
Volví hace unos días, en este tsunami de efervescencia natural, a visitar uno de los pequeños milagros naturales que tenemos en la comunidad de Madrid: El Hayedo de Montejo. Lo de pequeño milagro no es hiperbólico sino una realidad improbable que nunca tenía que haber sido. Es uno de los pocos hayedos que se pueden encontrar fuera de sus zonas de confort que requieren de bajas temperaturas, poco sol y mucha humedad para que puedan arraigar. Por aquí cerca, en el agujero del donuts, tenemos el hayedo de Tejera Negra en Guadalajara y este querido rincón, el hayedo de Montejo. Zona umbría llena de luz verde.
En contra de lo que se suele decir y repetir, el hayedo de Montejo no es el más septentrional de la península Ibérica (ni el de Tejera Negra) premio este que recae en el Hayedo del Retablo al sur de Tarragona. Puede engañarnos a la vista, aunque ya sabemos que la vista es víctima fácil del engaño pero los datos no mienten. Las coordenadas del Hayedo del Retablo son 40º44’ Norte y las coordenadas del hayedo de Montejo son 41º06’ Norte. Victoria ajustada, foto finish que demuestra, una vez más, que no hay que dar tanta autoridad a todo lo que leemos en Internet, máxime cuando mucha de la información se copia y pega de un lugar a otro arrastrando, por comodidad, esos errores (Se repiten no solo en decenas de páginas web sino en periódicos más o menos serios como el Confidencial). Ejem.
Tampoco es, ni son, los hayedos más meridionales de Europa, pues estos se encuentran en Italia, en Sicilia, en la ladera del volcán Etna a 37º41’ Norte. En España tenemos un montón de hayas y hayedos, pero la mayoría de ellos se encuentra en la zona norte, donde la cordillera Cantábrica y Pirineos si crean los entornos de temperatura, sombra y humedad que los requieren.

Distribución de hayedos en Europa según Euforgen
Visitar el Hayedo de Montejo, fue como tantas cosas en mi vida, una decisión improvisada a última hora. Por supuesto, retomando mi primer párrafo, lo había visitado con anterioridad… en Otoño. El Hayedo de Montejo uno de los reclamos otoñales de la Comunidad de Madrid. Tiene además la característica de que no permite la visita libre sino en visitas guiadas (gratuitas, todo sea dicho) y reducidas para las que hay que reservar sitio (y en Otoño con bastante antelación, aunque suelen dejar siempre algunas – no muchas- entradas libres cada día).
No contaba por tanto con encontrar hueco a última hora, pero aquí se peca de optimismo siempre y no hubo vergüenza, ni problema al presentarse apenas una hora antes de la visita a preguntar si había algún hueco. A esas horas y con esos pelos. “No hay problema. ¡¡Esto no es el Otoño!!” aseguraba la responsable del centro de visitantes de Montejo de la Sierra.
No esperaba que me gustara tanto. Nos adentramos en el bosque, flanqueados por robles centenarios que a modo de guardia imperial iban dejando paso a los hayedos. Me sorprendió descubrir que el haya crece a una velocidad ridículamente lenta, por lo que es muy importante mantenerse en el camino, no sea que las pisadas acaben con alguna jovencísima. Tal y como cabía esperar, fue adentrarse en el hayedo y notar una bajada de temperatura considerable. Ese microclima que requiere se encuentra ahí, en esa cara norte de la colina delimitada por un Jarama que provee la humedad necesaria. Tan exigentes son las condiciones que en la otra linde del río, donde el sol golpea sin oposición no hay ni rastro de hayedos.
Fue un paseo precioso, sencillo y cómodo y lleno de bosques verdes que hinchaban el alma. Y si, seguro que en Otoño es asombroso pero verlo lleno de vida, en plenitud fue simplemente delicioso.
Más info: Pagina web oficial Visitas de Hayedo de Montejo. | Si queréis más información también podéis llamar al centro de Información de Montejo de la Sierra (donde se recogen las entradas): 91 869 70 58