Me vais a permitir que resulte excesivo. O no me lo permitireis y os ignoraré… Pero estoy impactado e impresionado. Y debo dar cuenta de ello.

Decidme sino, que se os pasaría por la cabeza si paseando algún día por Madrid o por cualesquiera que sea la ciudad donde vivis, veis doblando la esquina algo como esto:

Totoing!!!! O_O??? Pero «ezto que e????» Un Olifante!!! Necesitamos la ayuda de Rohan!!! Y Rohan acudirá!!!… digo… (que me voy del tema) ¡¡Un elefante gigante suelto por la ciudad!! jur jur jur!!! A sembrar el caos y la destrucción!!

Y es que durante tres días el Sultán y su séquito entre los que se incluye la mascotilla del elefante, vinieron de visita a Londres. Este es el punto de partida de la compañia francesa Royal de Luxe para montar un espéctaculo descomunal por todo el centro de Londres, donde el máximo protagonista no era el Sultán (mera excusa) sino esta increible maquina de matar reproducción de un elefante gigante.

El movimiento es un poco sobrecogedor de lo real que parece. Bien es cierto que se ven los cables, los tubos y a los marionetistas, pero carallo!!! Impresiona. Y mucho.


El bicho hace de todo, barrita, moja, empuja y hasta consiguieron que unos pajarillos salieran de detras de las orejas y revolotearan por su cabeza de vez en cuando (pajarillos mecánicos, por supuesto). Absolutamente impresionante. Insisto.

Con este panorama os imaginareis que me recorrí Londres de arriba a bajo cual penitente de procesión, durante los tres días. Al final, no me podía mover. Os hareis cargo. Y el pobre miniyo creo que tiene algo derretido, no me va a durar nada a este ritmo.


Trece marionetistas para darle movimiento: uno exclusivamente para los orejas, otro para la trompa y otros dos para el movimiento de la cabeza (entre lo que se incluye abrir y cerrar los ojos), uno para cada pata, más uno adicional que coordina y da instrucciones a los cuatro, uno para la cola, uno moviendo el motor principal en la parte delantera y otros dos en la parte trasera en otro motor y batería. Que despliege!!!

Añadamos todo el sistema de seguridad (chorrocientos policías y otros dos chorrocientos de miembros del equivalente a protección civil), cortemos todas la calles del centro, colapsemos la ciudad y podreis imaginaros la sensación. En mi vida me había sentido transportado sin proponermelo a un mundo como el que nos proponían los franceses.

Me han pisado, codeado y empujado. Pero puedo limpiar mi honor diciendo que ha sido recíproco. jejejeje. He disfrutado como un enano con los pequeños que lo veían a lo lejos y corrían a esconderse o se quedaban con la boca abierta, supongo que entre otras cosas, por imitación de los padres.

He descubierto que no quiero crecer y que si alguna vez resulta inevitable (intentaremos que no), quiero ser de esos adultos que disfrutan más que los niños que por algún motivo es una de las cosas que más feliz me hace cuando lo veo: a los papis y no papis gozando más que los pequeñuelos, dando palmas y saludando al elefante por su cuenta. Siempre consiguen sacarme una sonrisa. De las sanas y grandes. De las buenas.

Cualquier sitio es bueno para verlo!! Es lo bueno de ser tan grande, que aunque seas un retaquito y se te ponga alguien inmenso delante, todavía hay hueco para verlo… big muzzy!!!! Y si no siempre puedes subir a tomarte unas cerves y echarte un cigarrito a una farola mientras esperas.

He de añadir que aunque menos pequeño en tamaño tambien resulta impresionante la pequeña ñiña gigante que acompaña al espectáculo. Genial el movimiento tambien. Y es que para que engañarnos, si ya nos parece mágico cuando vemos a un marionetista hacer maravillas con cualquier muñequito pequeñito, el hacer de master of puppets de gigantes resulta fascinante.


Por cierto, no puedo evitarlo… los marionetistas, todos asi pequeñitos (en comparación con las marionetas) y del mismo color… Me recuerdan a los Umpa-lumpas.

Supongo que este espectáculo tomara las calles de unas cuantas ciudades europeas. Asi que de nuevo… matad por verlo. ¡¡¡OS VA A ENCANTAR!!!