Yoyogi Park es uno de los parques más grandes de Tokio. Sin duda un pulmón en el centro de una ciudad sobredimensionada, que ahogada en múltiples niveles no parece tener mucho tiempo para respirar.

Y un pulmón muy divertido. Todo sea dicho. Pues nuestros queridos cosplayeros en Harayuku, están colocados adyacentes a dicho parque, que como podreis imaginar no es un sitio tranquilo. Buen comienzo para una visita. El aburrimiento, como veis, está prohibido en Tokio.

Constituido como parque en 1967, Yoyogi Park es lugar de encuentro especialmente los domingos, con gran número de actuaciones musicales performadas algunas y perpretadas otras por todo rango de artistas. Para muestra un botón. Diferentes maneras de transmitir. El arte es asín.


Y asín me gusta… que se pueda acuchillar al gato sin que las autoridades intervengan. Aunque reconozco que con un séquito de fervientes fans como los que le acompañaban, yo también estaría dispuesto a darlo todo en mis conciertos. Tuviera o no arte. Lo que no hay que tener es vergüenza.

Entiendo que me odieis. Entre esto y la chica del traje verde fosforescente de Akihabara (no la habeis olvidado eh?) se os deben estar produciendo importantes lesiones dejando parcelas del cerebro permanentemente dañandas. Nunca os dije que esto fuera a ser fácil.

Eso si, tambien hay musicazos estupendos, que si que deleitaban al personal con conciertos que sin lugar a dudas se podrán ver en no mucho tiempo en algún escenario de más renombre.


Pero desde luego, si hay algo que roza el esperpento y el ridículo (y mirad que os he enseñado cosas raras) es ver como un grupo de japoneses, se transforman, tupé mediante, en John Travolta de los tiempos de Grease y embutiendose en una cazadora de cuero, con pantalones ajustados y botas vaqueras, se dedican a mostrar sus tablas como bailarines del más puro rock ‘n’ roll a toda la concurrencia. O atónita concurrencia.



Por si acaso pensabais que las almas de estos pobres nipones aún tenían salvación y que según las fotos parecen que bailan de forma medianamente decente, siento contradeciros y romper vuestras ilusiones, pero el siguiente documento audiovisual demuestra que el arte y el salero, no son virtudes al alcance de todos.


Por que queridos amigos míos, hay pocas cosas más cutres que un japonés vestido de rockero, «bailando» en plan rockabilly al son de un destartalado y distorsionado radiocassette del todo a cien. Acabaramos.

Por supuesto, el veredicto es de visita imprescindible. Por si lo dudabais.