No podía leer. No podía hablar. No podía hacer otra cosa que mirar por la ventana. Y no sólo por el impresionante paisaje que se formaba tras los cristales, sino que miraba con angustia el cielo. Ese cielo claro, clarísimo, carente de nubes. Azules. Bien. Muy bien. No quería nubes. Las nubes tapan y esta vez necesitaba que a casi nueve mil metros sobre el nivel del mar todo estuviera despejado.
Era el segundo día por la Carretera de la Amistad, la espectacular ruta que une Lhasa con Katmandú atravesando la cordillera del Himalaya y desde donde se accede al campamento Base del Everest. La ruta no podía ir mejor. Habíamos abandonado la capital tibetana el día anterior antes de que despuntara el sol para ir viendo a los montes cambiar y cambiar según lo hacía la luz.
Habíamos pasado por el paso de Kamba-la a 4700 metros de altura por carreteras no aptas, para los que como yo, sufrimos de vértigo. Afortunadamente, no había apenas nieve. Tíbet, �la tierra de las Nieves�, se quedaba en agradable ironía.
Lo que sí había desde la cima era una preciosa vista del Yamdrok-tso, el lago sagrado de aguas turquesas contenido entre montes áridos que le dan forma de escorpión. Cómo un oasis en un desierto a 4441 metros de altura.
(Sea usted un buen guiri y hágase una foto con el Yak Grunge!)
Habíamos cruzado el espeluznante glaciar a 5560 metros de altura del paso de Kharo-la, para llegar a Gyantse y Shigatse, dos de los más importantes centros religiosos y espirítuales del Tibet.
Gyantse porque ya se avistaba en la distancia su fortaleza en la cima de la montaña. Fortaleza que defendía a Monasterio Palcho, que tiene la estupa más importante de todo Tíbet y en cuyos bordes se libró una batalla entre Tibetanos e ingleses, que ganaron, para variar, estos últimos.
(Las famosas velas ardientes sobre mantequilla de Yak)
(Un Buda, que todavía no había aparecido por aquí. Saluden, sin miedo)
Shigatse no se quedaba rezagado en espectacularidad. La segunda ciudad más importante de Tíbet, hogar del Pachen Lama, la segunda figura religiosa después del Dalai Lama, también tenía en el monasterio de Tashilhunpo una parada obligatoria.
Quizás estéis pensando en sendos templos, pero para medir las proporciones de los monasterios tibetanos habría que hacerlo comparándolos con pueblos. Son múltiples edificios, decenas de templos, calles, callejones, casas, escaleras, escuelas, residencias… el hogar de los monjes budistas tibetanos está hecho para perderse.
El segundo día los paisajes no hacían sino mejorar. Aumentaban los montes y los picos mientras cruzábamos los 5100 metros de altura del paso de Gyatso-la y entrabamos en el parque nacional de Qomolangma. Qomolangma es el nombre tibetano que recibe el monte Everest. También tiene otro nombre, el nepalí, donde se le conoce como Sagarmatha. Cómo os podréis imaginar, este nombre data de antes de que un general inglés le diese por cambiarle el nombre haciendo referencia a Sir George Everest, un topógrafo de la India, por lo que el nombre de Everest siempre ha sigo ignorado (y con razón) tanto por tibetanos como por nepalíes.
Sólo quedaban unos 50 kilómetros para llegar a lo alto de Pang-la, el último puerto de montaña desde donde se tiene la más magnífica de las visiones del Himalaya. Atravesábamos la nueva carretera, abierta hace menos de un año, que sube hasta la cima. Curiosamente aún se podía ver los restos de la carretera antigua, pero daba miedo sólo de verla. Si la nueva ya te había agarrarte con fuerza al asiento, la vieja debía ser sólo para adictos a la adrenalina con mucho mucho tiempo, porque las velocidades por ese camino lleno de baches, piedras, agujeros y el ancho justo de un coche, debían rozar las caracolescas.
(Aquí la carretera nueva. Todo un lujo)
Llegamos a la cima y se nos encogió el alma. Cómo queriendo mantener el anonimato de los picos, una fina hilera de nubes los tapaba pudorosamente. Ni más arriba ni más abajo. En el momento justo. Se nos negaba la visión de las cimas del mundo y lo peor es que no tenía intención de mejorar. Los cúmulos de agua condensada crecían por momentos.
Al llegar al campamento base se cumplieron los peores presagios. El Everest se hallaba oculto tras una cortina de nubes. Y las noticias no eran nada halagüeñas. Había grupos que se habían pasado un par de días en el campamento base y se habían marchado sin verlo.
Cómo soy un pésimo narrador de historias y la impaciencia me pudo, ya sabéis que al final, después de pasar el día por allí, el cielo se abrió y pudimos empequeñecernos viendo el punto más alto del Everest, pero estuvimos a la espera durante horas, habiendo abandonado ya la esperanza. Durante ese tiempo, sin nada que hacer, estuve devorando �7 años en el Tíbet�, donde el protagonista relataba cómo al llegar al Tíbet hace ahora 50 años, los tibetanos recriminaban a los protagonistas alemanes que nunca llegarían a nada en Asia pues carecían de paciencia. No me lo podían decir más claro.
(Takuya y un servidor implorando por que desaparecieran las nubes)
(Sí, parece un montaje con photoshop, ¡pero os juro que es verídico!)
El campamento base es bastante peculiar. Bueno, no sería correcto llamarlo campamento base pues ya no existe. Se desmanteló el año pasado cuando un grupo de estudiantes (dicen que americanos) colocó allí una bandera tibetana. Las autoridades chinas que en lo referente al tema del Tíbet no tienen mucho sentido del humor dijeron que para risas las suyas y trasladaron el campamento base cuatro kilómetros más alejados de la base del Everest, en Rong Chung. Una decisión, desde mi punto de vista bastante cutre.
(Lo que queda del antiguo campamento base)
(El nuevo complejo hotelero)
El nuevo campamento base, que recordaré con gran cariño por su entrañable olor a leña ardiendo, es un conglomerado de enormes tiendas que se autodenominan hoteles. Allí llegan los grupos para acomodarse dentro, junto con el propietario, que hace las veces de botones, hostelero, cocinero y lo que se tercie, al mismo tiempo que agasaja al recién llegado con té, té y más té de mantequilla de yak. Estos vasos de té son infinitos, como un agujero sin fondo, porqué el anfitrión a modo de respeto, rellena los vasos a cada trago.
(Nuestro entrañable hotel manager)
(La magnífica y única suite. Compartida, claro.)
Por lo demás no hay mucho que hacer allí, a parte de admirar (o imaginar) el enclave que puede que nunca llegue. Se puede ir al campamento base original, pero desde allí sólo se pueden observar los restos de lo que una vez fue. Parece ser que todavía se puede utilizar si uno va en una expedición organizada. El precio asciende a 100 dólares por noche, lo cual no es mucho si se compara con los 500 dólares de la segunda estación base o los 1000 dólares de la tercera estación base. Parece ser que eso incluiría a los sherpas y demás, pero no me hagan mucho caso, que no estoy seguro de la veracidad de semejante información.
(El Everest iluminado por la luna)
Es un error pensar, como pensaba yo, que la magnificencia de la Carretara de la Amistad dependería de poder ver o no el Everest. Todo ella es espectacular. Especialmente el último trayecto, que une Tingri con la frontera Nepalí. Es una montaña rusa tanto de carretera como de emociones. Para mí, la parte más impresionante del viaje, donde una vez pasados los 4950 metros del paso de Tong-la entre los 7367 metros del Monte Labchi y los 8012 metros del Shishapangma, comienza la bajada hasta Zhangmu, la frontera.
Con ella, comienzan los cambios de paisajes y el desierto de las alturas se va convirtiendo ante tus ojos es un vergel. Una bajada de más de 2500 metros, por una carretera aún por terminar, no apta no sólo para los sufridores de vértigo, sino tampoco para los cardiacos. Desprendimientos, corrimientos de tierra, lluvias torrenciales por un lado, el más arisco de los precipicios al otro. Uno momentos cargados de congoja. Lo que viene a ser pasar auténtico miedo, para entendernos.
Lamentablemente, el viaje también me había valido para encontrarme con la cara más oscura del Tíbet. Perdí mi móvil en el campamento base y el tibetano que lo encontró antes que yo, sólo accedió a dármelo de vuelta a cambio de dinero, tras arduas negociaciones de mi guía y mi creciente indignación. En general los niños sólo se acercaban para pedir dinero, algunos incluso llegan a montar barricadas con piedras en la carretera, para atosigar a los viajeros mientras despejaban el camino. ¿Varios ejemplos de que el dinero acaba corrompiendo todo? No puedes dejar de pensar hasta que punto tú, como extraño, viajero y turista, una �hucha con patas� acabas siendo parte del problema.
Pequeñas manchas, que no ensuciaron el fantástico recuerdo de ese país. Atrás quedaban los Himalayas, las alturas de la meseta tibetana, el misticismo, las amables gentes de rasgos orientales y piel tostada que siempre me dedicaron sonrisas, sus trajes, sus sombreros de vaqueros, sus amuletos, los peregrinos recorriendo pacientemente las koras, el Gran Palacio de Potala por encima de Lhasa, las aguas azules en las alturas…
Pasaba de Zhangmu, en Tíbet, a Kodari en Nepal. Y creedme, nada de lo que había leído, oído o imaginado me valía para abarcar lo que allí sucedía.
Lo mirase como lo mirase, no estaba preparado para Nepal.
Más fotos, pasando por lo más alto, aquí.
Que rabia lo del móvil la verdad. Pero bueno, la impresión general veo que ha sido muy buena. Preciosos esos cielos azules y cachondísimo el Yak con peluca de Alaska.
Ah… Poderoso caballero es don dinero…
Enhorabuena por haber cumplido tu sueño (nunca digas nunca a llegar a la cima) y gracias por esas fotacas. Esto es una entrada de blog y lo demás son tonterías.
Me voy a volver a leer el post despacito, despacito. Para saborearlo bien.
Lo del dinero lamentable, la verdad, pensé que te librarías al obviar Africa en tu periplo, pero se ve que hombre blanco=dinero es una ecuación algo más universal que eso. Y hablando de dinero, los precios parece que no son muy económicos pero hombre, a cambio de infinito té, la relación cantidad-precio no sale tan mal 🙂
Enhorabuena señor «Don» jejeje…
Lo del dinero lo veo normal, ellos lo hacen de esa manera y nosotros por aqui lo hacemos de otra «en españa casi cobramos por respirar».
Las fotos IMPRESIONANTES. Saludos y aqui me quedo a la espera de mas y mas
el complejo era un todo incluido
Aclimátate bien a la altura. Qué buenas fotos y qué ganas más grandes de ir allí.
No si algún día….. ya verás!
Jooo, chico me he emocionado, siento entre envidia, admiracion y nostalgia de esas montañas que aun son un sueño para mi… ENHORABUENA, los sueños estan para cumplirlos, lo has conseguido… y para salir de este estado de nerviosismo de leer al fin tu Qomolangma o Chomolugma, que europeizan otros, decirte que significa «Diosa madre de la tierra», el mas grande de los dioses no? 😉
cuidate, sigue disfrutando y olvida que eres una tarjeta de credito andante para algunos, la mayoria son mejor que todo eso!
Tu cara de felicidad con el «photoshop» del Everest detrás, lo dice todo! 😛
Que alegría x vos Ignacio!
Llegar a una meta, cumplir un sueño, saborearlo y dejarlo plasmado en mucho más que magníficas imágenes eso algo q no tiene precio (y/o valen cualquier dinero) 🙂
Muchas muchísimas gracias x compartirlo (x q yo ni de casualidad me animo a esas alturas!! Diossss!!! jajajaj :D)
Besotes Ignacio y acá me quedo x q me dejaste intrigadísima y ansiosa esperando más de Nepal!! :O
¡Qué paisajes!¡qué colores!… Menos mal que al final esas nubes desaparecieron. Las fotos son magníficas. ¿Pésimo narrador de historias??? Pues a mí me gusta la manera que tienes de contarlas.
Impresionantes y envidiables experiencias, creo que este viaje amerita un post-script un par de meses después de terminarlo, para que cuentes lo que se te venga a la cabeza después de haberlo procesado un poco.
Saludos!!
Ya se te echaba de menos por aquí. Menuda pasada de historias 😀
A cuidarse!!
Excelentes relatos, lo de ldinero es así, mientras alla gente que siga dando ellos seguirán pidiendo y trampeando para sacartelo
No te hubieses quedado una semanilla más por ahi???
Porque vamos, pasear por eso, tiene que ser de otro planeta!
Enhorabuena por el avistamiento del Everest!! Debe se ser realmente emocionante.
Una pregunta: por lo que cuentas, deduzco que se puede llevar por carretera (en un vehículo motorizado) hasta el campo base del Everest. ¿Es así?
Un abrazo
¿Cómo es posible que a cada post, esto parezca ir mejorando más y más? Ya estoy otra vez con ganas de saber qué tal en Nepal. Y eso que acabo de leer el de la carretera de la amistad..
Ya me gustaria contar relatos como tú lo haces y si encima lo acompañas con fotos de impresión como las que sacas, una combinación perfecta.
Y parece ayer cuando empezaste tu gira mundial, y ya andas por el día 51 y lo que queda por delante. Sigue gozando como hasta ahora 🙂
Un saludo!
Qué fuerte lo del móvil, no? hasta en el Tibet somos peseteros, que fuerte…
Besicos
¡¡Me has dejado con el corazón en un puño en la última frase!! Qué pasada, es como un sueño. Lástima de los malos momentos con el móvil.
Enhorabuena por ese sueño cumplido, las fotos, para que decir nada, cada vez mejores. Tienes que haber disfrutado como un gorrino.
Qué grande eres Ignacio!!!
Enhorabuena por tu tramo del viaje y gracias por tus fotos y relatos, que aunque no te consideres un buen narrador, lo eres.
El sentimiento de ser una hucha con patas a mi también es una de las cosas que me desaniman en los viajes, pero se llega a comprender.
Ignacio, que magnificas vacaciones (virtuales) me estoy pegando a tu costa ; D
¿Has notado demasiada vigilancia por parte de la policía o el ejercito chino durante tu estancia en Tibet?
No se si te has enterado, pero ahora donde están las cosas crudas es en la provincia mas occidental de China, Xinjiang, en el que han muerto mas de 150 personas en unos altercados entre chinos de la etnia musulmana Uigur y la etnia predominante Han.
Te lo cuento porque seguro que por allí las noticias estarán capadas por el gobierno Chino.
Un saludo y buen viaje.
Buenasss Ignacio!
Mi compañero y yo estamos flipando con tus fotos de Tibet! El año que viene queremos viajar a Tibet y Nepal y tu blog nos está yendo de maravilla!
Seguiremos enganchados a tus aventuras y a tus espectaculares fotos!
Un saludo desde Barcelona!
Ayer me leí tu post como los libros de Harry Potter, con ansia y emoción, y subí por esa carreterilla y me dió vértigo, y me puse nerviosa esperando que las dichosas nubes decidieran irse con su música a otra parte, y me flipé con el Everest, por tener el privilegio de verlo en real y no en un documental aburrido de la 2 y bajé de nuevo por la carreterilla infernal, disfrutando del paisaje y del miedo, y por fin llegué a Nepal y….dios, ¿quieres decir de una vez por qué no estoy preparada para Nepal? 😉
Besitos torrejoneros. Sigue disfrutando
sin palabras 🙂
que manía esta la de ir rebautizando los lugares, que pena!
Con ganas de saber que nos cuentas del Nepal,imagino pq no estabas preparado para el Nepal ya que un par de amigas vinieron hace poco de allí y aunque me contaron maravillas tb contaron sus puntos duros… aunque tb me dijeron que comparandolo con algunos sitios de la India (de donde venían) aquello era la gloria.
Madre mía, lo que cuesta leer tus post despacito y sin avanzar hacia la siguiente foto! Son demasiado emocionantes, es como un libro de esos en los que necesitas saber qué va a pasar después!
Por cierto, esta semana Calleja subió al Everest, lo que nos acordamos de ti viendolo! Y justo contaba eso, horribles predicciones, la gente del campamento 1 sufrió una avalancha y todos se fueron. Pero decidió seguir y al llegar a la cima las nubes se abrieron 😉
Yo también vi lo del Calleja este!! y yo también te veía en esas casas a miles de metros de altura, rodeado por gigantes de nieve, miraba en los rinconcillos de las casas en las que esta gente se alojaba para ver si te veía preparando el trípode… … hubo un momento en que te ví.
Vaya tio el del mobil!! un poco mezquino…
Lo de los niños me lo habian dicho ya y lo caro que es subir arriba del todo también, pero puedes subir con todos los lujos… turismo alpino pijeril 🙂
A mi en groen me pasó algo parecido a lo tuyo, perdí el mobil también…pero en vez de pedirme dinero pusieron una hojita pegada al movil que ponia: «es tuyo?» (en groenlandes)y se alegraron muchisimo de ver que encontraba a su dueña, la «Kuk»! (yo).
(tienes que ir a Groenlandia)
Y una pregunta,por qué tanta banderita pequeña de todos los colores?
Ja, ja! me recuerda a la historia del avistamiento del Fuji en Hakone!! Te acuerdas cuando fuimos?5 veces tuve que ir yo para verlo! Ay! dichosas nubes!!!claro, que no es comparable con la vision del techo del mundo…
En fin, a la postre, no te puedes quejar, que lo viste y nos lo contaste.
Sin comentarios por las fotos. Todo esta dicho.
Genial la suite del hotel, que tal el kit de aseo? incluia gorrito de ducha?
Bueno, y ahora, a donde vamos?
Pués el hotel manager tiene buen rollito… Me encanta la foto en que sales con el Eve… digooo con el Qomolangma se te ve feliz, feliz, feliz…. ^_^
I ahora Nepal?? Bien… vamos allà!!!
Y el acantilado y la carretera chunga me recuerda a cuando atravesaba el congosto para llegar a Benasque…
No hay tantos miles de metros, pero vertical, mareante y chungo… igualico!
Y sales guapisimo en el campo base. Será la felicidad? será la barba que te queda genial?!
Ignacio felicidades por tu éxito al ver el Everest. De hecho la segunda foto que más me gusta de todo el viaje (la primera es la de los azules minimalista) es justo la primera que has puesto en este post.
http://www.flickr.com/photos/ignacioizquierdo/3703625415/
¡Sensacional! Abrazos y ánimos, 😀
ay qué nervios de leer el siguiente! y aún no he releido este…je je
Increible trayecto. Me ha costado un poco ponerme al día pero… esto es como leerse un libro con increibles sensaciones y fotos. Esperaré a leer el siguiente capítulo, espero que sea pronto que tengo poca paciencia, jejejeje…
Ánimo y sigue así.
Speach less!!!!!!! Que fotos tan impresionantes y que relatos tan adictivos!!!! No puedo esperar para el proximo, felicidades y un abrazo
Salu2!!!
Oria, la impresión ha sido genial. La verdad. Lo del móvil (a pesar del enfado) se queda en una anécdota.
Morfet, no pienso decir nunca a subir a la cima. Descuida. Jeje.
Nico Cinero, disfruta de la relectura. Lo del dinero no es cuestión de que sea más o menos, es cuestión de que te ven y empiezan a pensar como desplumarte. Y lo peor es que te das cuenta. En Pekín, la gente me decía un precio y acto seguido lo duplicaba. Y claro, me daba la risa y les decía que XiéXié pero que hasta la vista.
Armando, también es verdad, pero se lo cobramos a todos no? 🙂
Kenneth, claro claro. Por 4 euros la noche.
Ars Natura, seguro que sí. Si yo llegué, no puede ser tan difícil!
Begoraz, gracias por la puntualización. Envidia. Admiración. Sabes que sin tí yo no estaría haciendo esto.
Faby, muchas gracias! Un placer que os haya gustado!! 🙂
Mjgaitana, muchas gracias. Aunque no me considero que sepa escribir, lo cierto es que me refería a que ya conté el final en el post anterior. Así que la impaciencia me pudo y se perdió la emoción. 😉 Jejeje
Álvaro, si si. Este viaje me llevará tiempo digerirlo.
Vicente Alfonso, muchas gracias!
Mexiñol, cierto. Supongo que no me lo esperaba en Tíbet. Eso es todo.
Charlotte Harris, pues si, pero cada día en Tíbet es tan caro que es una molestia. Ya sabes, tienes que tener tour, tener guía, conductor, coche… ufff, se quitan la ganas. Pero sí, me habría encantado.
Sergio, correcto. Puedes subir con tu propio coche (tras pagar los correspondiente permisos) hasta la nueva estación base. Desde ahí a la antigua sólo se puede hacer con un autobus que pone el gobierno chino.
Japogo, tú que lo miras con buenos ojitos. 🙂
Javier I. Sampedro. Si, ya vamos por el día 51. Esto va demasiado rápido!!!
Belén, ya ves. Pero bueno, sólo uno entre un millón. El resto fueron fantásticos.
Hedrael, no pasa nada con la historia del móvil, en serio. Gracias!
Insausti, como un gorrinillo en su salsa. Sip. 🙂
Memoriadepez, también lo entiendo. Pero si yo quiero coger un taxi y me parece excesivo pues no lo cojo. O regateo. Si quiero comprar un regalo y me parece excesivo también puedo elegir. Pero al final la decisión es mía. El móvil es mío. No tuyo. Tu no tienes derecho a ver un duro por él. Yo a eso lo llamo robar. Matices a parte, insisto que fue solo una machita. La gente de Tíbet es alucinante.
Jose Rojas, gracias por la información. Yo no tuve ningún problema con la policía. De hecho en Tíbet todo está muy tranquilo, porque saben que vas con un guía y demás y ya te están sacando los cuartos. Con respecto a las noticias si que me enteré. Leo los periódicos españoles que de momento no estaban capados. 🙂 Gracias de cualquier manera.
Gemma, muchas gracias. Lo de Nepal puede que os valga. Lo de Tíbet os valdrán las fotos, porque me temo que habrán vuelto a cambiar todas las condiciones de acceso! 🙂 Jajajaja! Saludos a BCN!
Yoda, me alegro!!! Pensaba que me estaba quedando un post tostón con tanto número de metros. 🙂 Lo de Nepal viene ya. Sé paciente. No seas europea! 😀
Pati, la respuesta en unos minutillos. Si terminan de subir las fotos. 😉
Raksha, jajaja! muchas gracias. Lo de Calleja supongo que estaría grabado en otras fechas, no? Ahora no había nadie en la EB y además es una época mala para subir. O sea que el tío ha subido al Everest? Es una máquina!!
Edu, si! Era yo!!! 😀
Monttse, me temo que eso pasaría no sólo en Groenlandia sino en Alemania, Japón, y los paises nórdicos. y es una pena, porque es calidad de vida. Y si, me encantaría ir a Groenlandia!
CARMEN, me acordaba a cada paso. Esto es como el NO-Fuji. Esto es como el NO-Fuji. También me pasó en Escocia con el Ben Nevis. 😀 Por cierto, ducha? jajajaja!
Queseyo, el «hotel manager» era fantástico. Y además cocinaba de lujo!!
Fotocompra, pues nada, a ver si batimos a esa foto, no? Estoy intentándolo, eh?
Vir, jajaja! Ya viene, ya viene!!
Lorea, meterse atracones no debe ser bueno y más ahora que estoy escribiendo unas biblias que no veas!! 🙂
Nancy, muchas gracias! hasta el próximo!!
Gracias por los comentarios, hermosos y bellas, es un placer abrir el correo!! 😀
Dios, qué fotazos! felicidadesssssss y felicidades por el viaje y por no asentar la cabeza 😉 De esto uno nunca se arrepiente
De valle a valle pasando por puertos que rozan el cielo. Los lagos, las montañas, los ríos, y esa senasación de inmensidad…
Lo que más envidia me ha dado hasta ahora. Más que San Peter Burger, incluso.
Un abrazo.
Me emociona leerte porque hace exáctamente 13 años estuve por allí, cuando solamente tenía 18 añitos recién cumplidos. Y flipé, claro 🙂
Nuestro viaje fue el inverso, empezamos en Katmandú y subimos por Kodari – Zhangmu hacia la meseta y de ahí, después de 7 días de furgoneta, mal de altura y tragar polvo, llegamos a Lhasa. Al ver el Potala, directamente piensas que es un decorado, es alucinante.
No sé cuánto habrá cambiado aquello en este tiempo, pero muchas de tus fotos me dicen que estos lugares conservan casi intacta su magia.
Enhorabuena por el blog 😉
Cris, gracias!! 😀
Pierre Nodoyuna, más que San Peterburger con queso y patatas? Retruécanos! Espero seguir subiendo el nivel. Cuanto falta para que dejes el curro y te unas? Que tengo que haceeeer? 😀
Txipi, pues justo al revés. Ahora Lhasa supongo que está mucho más llena de chinos, cosa que a la larga hará estragos, pero sigue siendo mágico. O al menos a mí me lo pareció. Lo bueno es que el mal de altura no lo sufrí tanto. Aunque dormir en Lhasa me costaba muchísimo.
🙂
Hermosa historia, gracias por contarla.
Te felicito Ignacio! tus fotos son lindísimas!
En qué época del año fuiste?
Yo voy a hacer esa ruta entre enero y febero de este año. Empiezo en Nepal hacia Lhasa, he leído que es mejor desde Tibet a Nepal, qué me recomendarías tú?
Te lo agradecería un montón!
Dominique
Dominique, yo estuve en Junio, más o menos, era un poco temporada de lluvias, lo que es una faena para ver bien los Himalayas. Creo que el sentido del recorrido da un poco igual, si te soy sincero. 🙂
las fotos quitan el hipo!!!
como llevaste el tema del mal de altura???
Pues no tuve ningún problema, salvo cansarme un poco si tenía que subir escaleras. Creo que al ir subiendo en dos días con el tren, me fui adaptando.
Hola,
Aquest estiu tinc pensat fer aquesta carretera de l’any amistat, algú em pot dir que tal va portar el mal d’ altura?
Gràcies!