Ha costado más de lo esperado, pero si, al fin llegué. Con esta entrada, este blog llega a sus mil posts de edad. Mil historias, fotos, anécdotas, cuentos, momentos regulares, malos, buenos y aún mejores, y mucho mucho buen humor. Mi vida mezclada con fotografía, la fotografía con viajes, los viajes con la vida de otros y así en un círculo que no se cierra, porque siempre se va haciendo más grande (¿será entonces una espiral? ah, dudas, dudas). Este blog ha sido, poco a poco y sin quererlo, una de las cosas más importantes que me han pasado. O quizás solo su reflejo, el índice.

Ciertamente, ha bajado su ritmo de actualización. Lamentablemente. No es algo que me guste. Y no es por falta de historias, ni ganas, sino por falta de tiempo. Me las prometía muy felices cuando volví de viaje. Ahora iba a ser el momento de explayarme y sacar todas las historias que habían quedado en standby porque el ritmo del propio viaje las dejaba en un segundo plano. Con esto vivo yo de las rentas unos meses, pensaba yo frotándome las manos. Error.

Fue entonces cuando comencé a tener la oportunidad de ganarme la vida haciendo fotos. Oportunidades de esas que se enganchan cuando vienen, así a la carrera, en marcha. No porque no vaya a haber más en la vida (no creo en las oportunidades únicas), sino porque ya que está aquí, ¿porque dejarla escapar? Así que sin pensar demasiado, no fuera a ser que me arrepintiera, me hice fotógrafo autónomo. Con algo (mucho) de vértigo, para que negarlo. Y desde entonces sigo sin parar, corriendo de un lado para otro y acumulando fotos que están pidiendo su turno para desfilar por aquí.

¿Sera esta una eterna promesa, mientras se acumulan capas y capas por encima? Pueden acusarme. Me declaro culpable. No me lancen tomates.Ahora toca vivir entre los recuerdos del pasado que se va creando cada día. Tanto que seguirme por el blog para saber por donde paro, ya no tiene mucho sentido (hagánlo en el twitter, mucho mejor), sino que de momento y hasta nuevo aviso se ha convertido en una amalgama vital de recuerdos.

Por ahí alguno quedaréis de los que llegasteis al principio, cuando era un pinpin recién llegado a Londres, compartisteis mis alegrías y me ayudasteis en los ratos duros. El blog ha sido gran parte de mi, pero también tiene mucho de vosotros. De los que pongo cara y de los que ya son amigos sin rostro. A lo largo de cinco años y medio sois muchos los que habéis formado parte de esto, muchos encuentros que se vuelven amigos y a veces incluso delante de las cámaras. Los amigos, los auténticos protagonistas.

Por lo tanto y en una idea algo experimental que puede significar el suicidio de este blog (ay virgencita, virgencita), le he propuesto a unos cuantos de ellos, de la gente con la que viví en ese despertar que fue Karlsruhe (Alemania) de Erasmus, de la gente con la que compartí días de lluvia y pintas al sol del verano en Londres, algún que otro de mi vida japonesa entre izakayas y chorizos y lomos de extraperlo, y algún que otro encuentro en alguna otra parte del mundo, amén de mi gente de Torrejón, que sean ellos los que tomen las riendas del blog en una miniserie de artistas invitados.

La idea es que no hay idea. Les he ofrecido el blog para que cada uno escriba lo que quiera, sin censura, sin orientación, sin tocar una coma. No son todos los que deberían ser, pero la idea tampoco era el retirarme a su costa, así que estén atentos, que los artistas invitados toman el control. ¡Miedo!

Así que mientras disfrutan de su prosa (u otros artes) en estos próximos días, yo les dejo con un ya clásico video de algunos momentos, fugaces, instantes, que han pasado por estas páginas y donde estoy seguro que hasta los más veteranos podrán recordar buenos, muy buenos momentos. Para los demás, disfrútenlo y recuerden: Pongan la música al máximo.

Nos leemos, al menos durante otros mil posts más.

Ignacio