Lo inesperado fue lo que le añadió la gota de sorpresa a la fórmula, pero la emoción rondaba en el ambiente. Después de todo, el concepto de ensayo general está muy extendido, pero aplicarlo al carnaval no se me había pasado por la cabeza, así que cuando me avisaron de que se había hacer un paseillo con los grupos por el mismo recorrido que habría de hacer en una semana, me esperaba eso, un paseillo.
(Si es que el pobre no se entera de nada…)
Eso lo confirmó mi primera impresión. Un camión con amplificadores por lados sobre los que una orquesta se recreaba con sambas y alrededor grupillos de gente. Lo esperado. Buen ambiente, grupos de gente medianamente disfrazados y alguna oportunidad fotográfica. Está bien. Circulen. No podía estar más equivocado.
(Aquí estamos, cogiendo fuerzas y con la furgo por tienda, para lo que gusten)
La diferencia estaba en el concepto de la puntualidad. Para los brasileños no existe (ya trataremos este tema más adelante). Y si un evento empieza a las tres de la tarde es muy probable que quiera decir que a partir de las cinco. Para entonces sí, las calles comenzaban a estar abarrotadas, la gente se amontonaba en aceras, escalones y cualquier paso elevado y entre gritos y con centenares de personas al son de la música el camión comenzó a moverse.
Daba igual que los cielos, grises, amenazaran con lluvia. Daba igual que cumplieran sus amenazas. Estaba llegando el Carnaval. Habían estado esperando un año para esto y bajo las gotas de agua, el confeti, la espuma artificial, bailaban, saltaban, jóvenes, adultos, pequeños y mayores. ¡¡Qué ambientazo!!
Estaba en Campinas, dentro del estado de Sao Paulo, la Princesa del Oeste, la Ciudad de las Golondrinas, ciudad de clase media alta y por lo tanto bastante tranquila, que además se lleva un tercio de la producción industrial del estado de Sao Paulo. Un motor económico de casi tres millones de personas, con el aeropuerto de carga más grande de latinoamérica.
Turísticamente no tiene ningún interés, aunque en breve podrá presumir de tener el Centro Comercial más grande toda sudamérica. Esta carrera dimensional de centros comerciales por el mundo es algo que escapa de mi entendimiento y control, así como el convertirlos en destinos turísticos, pero es indiscutible que funcionan. Hay hoteles que se construyen sólo porque están cerca de un centro comercial. Y se llenan. Y no, no estoy hablando sólo de Brasil. El concepto, la idea misma, me resulta incomprensible.
Pero volvamos a la previa, que ya a estas horas, andaba con las calles llenas, moteadas de cientos de cabeza, bailando y saltando. Hay algo tremendamente agradecido en hacer fotos de eventos así. La gente desprende alegría y buen rollo y nadie se asusta de una cámara, es más, las reclaman para ser ellos los protagonistas. Si te descubren, estás perdido, sólo podrás fotografiar sonrisas.
Disfruté mucho, muchísimo de mezclarme con ellos (os he dicho ya, que pasó perfectamente por Paulista) y muchos querían saber para que periódico trabajaba. Claro, solo un periodista o un insensato se metería con la cámara entre las multitudes. No porque hubiera peligro, que confieso que no lo hubo ni yo lo sentí un sólo instante, sino porque corría el riesgo de aplastamiento o de pasar un test de sellado entre chorros de agua.
Esto es algo que habría de descubrir más tarde, pero ya les dejo el consejo por aquí. Si van a hacer fotos a Brasil en Carnaval, busquen la compañía que más baratas les deje las tarjetas de visita, con un mail o una dirección web y hagan tantas como puedan. Después, empiecen a repartirlas a diestro y siniestro. Se las van a pedir.
Y yo, mientras tanto, a una semana vista de mi visita a Rio, sólo podía imaginarme como sería mi experiencia por allí, sobre todo porque por cuestiones económicas no iba a visitar el famoso Sambódromo, si no a hacer algo parecido, tomarle el pulso a la ciudad en las calles.
Había muchas ganas. Como negarlo.
Si no recuerdo mal, todas las fotos están hechas con el 50mm. No se pierdan la galería completa.
Campinas, Sao Paulo, Brasil, Febrero 2011
Fantástico! Cómo me encantaría poder ir a los carnavales de Brasil alguna vez en la vida!
Gracias x plasmar en sonrisas y palabras lo allí vivido :-*
Gracias!! Bueno, los carnavales llegan en próximos posts! 🙂
Fantásticas fotos, enhorabuena!
Vaya clase magistral de fotografía. Siempre comento que me impresionan esta clase de fotos tan tuyas, pero es que es verdad, que le voy a hacer…
Ja, ja, lo de la puntualidad brasileña es como para escribir una tésis al respecto!!! jajaja.
Un abrazo!!!
Vaya!!!
Hoy me doy cuenta que ahora hace 7 años que empezaste con el blog!!! y vaya como lo celebras!!! a ritmo de carnaval!!!
Y lo que hemos vivido en tu mochilitaaa!!! Y lo que se echa de menos al Canario Milenario T_T he he he…
Felicidades y tu sigue, sigue y sigue!!!!
Sergio, gracias!!
Memoriadepez, muchas gracias!! *^__^*
Queseyo, gracias, por adelantado!! jajaja!! Me faltan casi dos semanas para el cumple y son 6 años, pero se agradece un montón del detallazo. Y si, siempre con el Canario Milenario en mente! Pobre, ande andará!!
🙂
¿Qué hace Dani Alves con pajarita y gorra de capitán en Sao Paolo? 😉