Vallée de Rioumajou

¿Por qué caminamos? ¿Qué nos empuja a atravesar valles, colinas, picos, ríos, bosques? ¿Qué nos lanza a seguir senderos, a subir pedreras, a bajar palas, a enfrentarnos a la agotadora anfractuosidad de las cordilleras? La montaña tiene una seducción especial. La montaña te encoge, te reduce a la mínima esencia, te hace sentir minúsculo. Ante su abrumadora inmensidad tú solo puedes aspirar a La Nada. Y sin embargo a veces, eres capaz de sobreponerte a los gigantes y conquistarlos insolentemente con el ridículo poder de tus piernas.

Sierra Ferrera al atardecer desde Bestué

Interior del Cañón de Añisclo

Ibón de Urdiceto

Es el hechizo de la constancia, son esas cimas absolutamente inalcanzables pero que sin embargo consigues acercar con cada paso, es la bajada de telón que supone alcanzar cada collado y revelar las formas escondidas de un nuevo valle. Ahí reside su ingobernable magnetismo. Su irracional fascinación.

Mirador sobre el Cañón de Añisclo

Refugio de Viadós con el Puntal de Barrau

Amanecer entre nieblas en la estación de Piau

Un año más, volví a mi cita ineludible con las montañas y regresé de nuevo al Pirineo aragonés. Huí sin demasiado éxito de la canícula madrileña hasta ese terreno fronterizo que abarca el norte de Huesca con el sur de Francia donde se encuentran las Feixas, un ambicioso recorrido circular, cuya modalidad integral abarca partes del Parque Nacional de Ordesa, del Parc National des Pyrénées, el parque Natural del Posets-Maladeta y el Geoparque de Sobrarbe.

Bielsa, punto de inicio y final de las Feixas

Cabaña de Pastores en el Parque Nacional de Ordesa

El espectacular Circo de Pineta

Nueve etapas, 154 km, 10.200 metros de desnivel acumulado pasando por Bielsa, por Lamiana, por Escuaín, por Bestué, por el Cañón de Añisclo, por Nerín, por los techos de Ordesa, por el Valle de Pineta, por el Vallée D’Estaubé, por el circo de Troumouse, por el Vallée de Rioumajou, por Viadós bordeando el Culfreda y el Bachimala, por Urdiceto… y por una lista interminable de lugares, de collados, de valles, de barrancos y picos.

El Ibón de Urdiceto con Monte Perdido al fondo

Cae la noche sobre el refugio de Viadós

Cascadas en el Neste de Badet

Nueve días dan para mucho, pero hay algo intrínsecamente bonito en esa pequeño simulacro de vida errabunda, de mochila al hombro, de ruta entre refugios. Hay algo dichoso en esa dinámica que se empieza a volver rutina. El cuerpo rechina, se queja, añora la laxitud del sofá al que sentía que pertenecía por derecho propio y acaba claudicando ante la necesidad de concentrarse en su propia supervivencia. “Abandona toda esperanza. No hay sofá en estas tierras, pero si caminas, si sigues moviéndote en unas horas podrás alcanzar el confort del refugio, el frescor de una cerveza al final de la jornada, la recompensa a tu tozudez”. Y mientras intentas convencer a tu cuerpo sedentario con amenazas, el resto se maravilla ante la variedad de paisajes, ante los terrenos nemorosos que la altitud va convirtiendo en adustos, ariscos.

El Cañón de Añisclo con Monte Perdido, el Pico Añisclo y la Punta de las Olas saliendo de entre las nubes

Ordesa, espectacular incluso nublado

El Circo de Pineta al amanecer

Poco a poco, no entiendes que los días puedan suceder de otra manera que no sea atravesando la sombra de los hayedos, de los bosques umbríos… admirando, cuando ellas quieren, las cumbres alpinas, viviendo en la sorpresa del descubrimiento más allá de las curvas sinuosas del terreno o poniéndote a prueba en subidas tremebundas y bajadas morrocotudas.

Cascada del Cinca, en el Circo de Pineta

Vallée D’Estaubé

Las Feixas ha resultado un recorrido exigente, bastante salvaje y sorprendentemente poco transitado. Un extra añadido. Caminar solo por la montaña lo siento como un placer indescriptible, donde tus pasos y la respiración se mezclan con el viento, con el arrullo de los ríos, se silencian con la lluvia y desaparecen entre la niebla. La ruta ha sido larga, ha sido cansada, ha sido en momentos agotadora y sin embargo he podido descubrir lugares hermosos, bellos, rincones que se conocen en el tu a tu de la roca y la bota.

Montañas entre la niebla cerca de Piau

Valle de Pineta

Las Feixas me lleva a seguir haciendo rellenando el mapa inacabable de huecos de Pirineos. Poco a poco esa mancha oscura de ignorancia se va llenando de pequeñas luces. Es muy improbable, pero quizás, solo quizás en algún momento empiecen a ganar las luces y pueda relacionar algunos puntos y pueda saber que hay al otro lado del circo al que me enfrente. Mientras tanto, seguiremos con esa antorcha en forma de GPS descubriendo valles, cascadas y pliegues imposibles.

Hasta pronto, Pirineos.

Refugio de Lamiana al atardecer

En nada, me pongo con los mapas, tracks y etapas de esta ruta brutal. De momento, solo agradecer a Sony España y en especial a Jorge Gállego por haberme ayudado facilitándome una Sony a7C y un 24-105mm f4.0 para esta ruta. Mil gracias. 

Tenéis más info sobre la ruta y todas sus modalidades, aparte de la integral en su página web.