Especialmente para los que fueron, son y serán Scouts

Que mejor sitio para colocar la casa de Baden Powell que enfrente del museo de ciencias naturales. Y eso que con casa no quiere decir ni que naciera alli, ni nada por el estilo. Simplemente es un albergue y un centro de actividades muy bien situado, pero no puedes evitar echarte una sonrisita acordandote de todas las aventuras campestres y no campestres que cada cual ha vivido y sufrido con su grupo scout.

En mi caso a recordar: las rutas, los baños en los ríos (a cualquiera de las 24 horas del día), los burros que se comen tiendas, los jabalies que se comen las mochilas, el dormir (o maldormir) en la nieve, las vistas desde las cimas de las montañas, 13 personas en una tienda, las guerras de sacos, las interminables charlas al lado de una hoguera, el olor a chuzo posterior, el ver amanecer en los valles y atardecer en los riscos, los platos abollados y desabollados para que cupiera menos o mas comida (según lo que tocara), esa cosa tan importante que siempre se te olvida, los castores y los lobatos gritando, el silencio de las cuevas, el olor del campo, los amigos…

Lista interminable de cosas grandes y de pequeños detalles. Y heme aqui ahora, con corbata y en una oficina, acordándome de todo esto. Que grande.