Habiendome pasado los dos últimos días refunfuñando acerca de los bochornosos espéctaculos ofrecidos por el TATE Modern en su Longweekend, no sería justo que no comentara tambien las cosas que si me gustaron. Recuerdo al público, que aún no he visto las obras expuestas y que por lo tanto sólo se discute, en el blog amigo, el nivel de las actividades pseudoculturales que allí tuvieron cita.

Como ya he dicho con anterioridad y a pesar del no deseado resultado, me gustó que el Museo hiciera lo posible por dar a conocer nuevas formas de arte a todos los públicos. Pero precisamente se trata tambien de lo contrario: que sea el museo el que acoja los últimos movimientos culturales y haga de él un espacio vivo para los más jóvenes y para las nuevas formas de entender el arte.

Las actividades que tuvieron lugar fueron basicamente: Skate, Hip-hop y Graffitis. Vale que debería haber muchas más, que parece que es lo único que hay, pero a pesar de las carencias me alegro de que el museo se haga eco de estas tendencias.

Para el Skate, habían montado una pista con un par de rampas, que tampoco es que fuera una maravilla, pero era gratis para el mundo y cada cierto tiempo muestras de los más experimentados. Es decir se lo estaba poniendo a la altura de deporte de exhibición. Cosa con la que estoy de acuerdo.


Como podreis observar todo el mundo estaba invitado a participar. 🙂

Pasemos a los graffittis. Debo decir que siempre me han gustado los Graffitis. Hace ya miles de años conocí a un amigo mío que hacía graffittis y se pasaba el día haciendo bocetos y pidiendo permiso en las paredes que quería pintar. No caigamos en meter en el mismo saco las vandálicas pinturas y firmas con los Graffittis. Que le pese a quién le pese es una representación de arte.

En este caso la idea no eran los Graffittis a base de sprays sino Graffittis digitales. Pasadón. No por la calidad de los graffittis en sí, si no por que lo que estaban haciendo era de la manera más amena posible un curso introductorio al Photoshop y sus posibilidades. La bomba. Desde los mas peques a los más grandes, jugando con las capas y con las máscaras. Si señor. Para eso están los museos.


Por un lado no se empezaba de cero, te daban un .psd lleno de capas con diferentes texturas e imagenes, que se podían ocultar, mostrar, recotar, etc. Y por otro lado eso ya era suficiente para picar el gusanillo y que la gente pudiera crear. Luego una vez terminado se metía en una serie y se iba proyectando por las paredes de la sala. Todo esto a ritmo del DJ, que pinchaba todo tipo de músicas (no solo hip-hop, si no de bastantes ramas de la electrónica).

Como idea, como taller y como realización me pareció excelente. Me quito el sombrero. Y esta vez con gusto.

Y por último la parte más divertida de todas. Aprenda usted a bailar break-dance al ritmo del hip-hop. Ya se sabe que no soy partidario de esta música. Es más, podría vivir perfectamente y más feliz sin ella. Pero aunque me cueste tengo que reconocer que me lo pase estupendamente. Es más, me reí a carcajada limpia. Aún asi bailar es una palabra que queda todavía un poco grande a la serie de movimientos de pato que yo hice. Y más si incluimos que a los 10 minutos ya estaba echando el bazo, tenía las piernas cargadas, llevaba una sudada del quince y ya empezaba a notar las posteriores agujetas. Jajajajaja!!!

Aunque las mentes más reticentes no os lo creais y todos me veais como una salchicha (que lo soy) fui capaz de hacer todos estos movimientos. De acuerdo, que de una manera anárquica. Pero la intención es lo que cuenta. Ya estoy totalmente iniciado en el mundillo. Advertidos estais.

El nivel expert ya ni lo intenté. Hay que mantener un mínimo de dignidad para ciertas cosas. Y yo haciendo esto significaría enterrar la poca que me queda.

Asi que disfrutar de los bailes, muchachos, e intentad borrad de vuestra mente esa imagen mía moviendo arrítmicamente las lorzas al sonido del hip-hop. Eliminado dicho pensamiento quedaros con una manera diferente de formar parte de un museo.

Quede como consejo eso si, si podeis ir al TATE subid a la última planta, la séptima y disfrutar de las explendidas vistas que ofrece. Que lo sepais.