Ueno 01

Cualquiera lo diría. Cuando se imagina Tokio lo hace pensando en enormes rascacielos, luces y neones por todas partes y poco menos que coches voladores mientras multitudes de robots metálicos recorren las calles buscando a John Connor… esto… digo… que nos imaginamos una megametrópolis tirando a claustrofóbica y de corte bastante futurista, lugar para la ciencia ficción.

Suele sorprender al que llega con esa idea preconcebida encontrarse justo con lo contrario, multitud de casitas bajas con pequeños jardines, gente paseando tranquilamente en bicicleta por calles poco concurridas y una actitud generalizada de relax (especialmente si el tiempo acompaña). Hay vida más allá de Shinjuku, Shibuya, Roppongi, Ikebukuro… y es una vida que recuerda mucho más a vida en pequeños pueblos que en una gran ciudad.

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Callejear por Ueno, saliéndose del recorrido del Ueno Park y de sus museos te lleva a uno de estos sitios sacados de décadas atrás, donde el tiempo ya hace bastante que se paró y donde en el intrincado de callejuelas rellenas de macetas y bonsais se esconden pequeños templos, carteles semioxidados, abuelillos en bata, bicicletas, garajes llenos de recuerdos y muchas más sorpresas salidas del desván que aguardarán pacientemente a ser descubiertas.

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¿Nos perdemos?

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Más fotos, con aroma de «Cuéntame» japonés, aquí.