(Si no hubiera sido por la falta de Internet y por que he tenido que ejercer de anfitrión en lndonesia, este post hubiera llegado mucho antes a sus pantallas amigas, exactamente un 4 de Febrero de 2010)
Fue un golpe certero, sin ceremoniosidad alguna, portando el frío sabor de la muerte. Así lo supo el joven búfalo cuando se dio cuenta, tarde, que la vida se le iba. No sería el único animal en ser sacrificado. Más búfalos, cerdos, y gallinas esperaban pacientemente su turno para pasar a mejor vida, así que la aldea bullía de actividad y mientras los invitados iban llegando se oían los desesperados gritos de los puercos. Ardían las hogueras y las cocinas no daban a basto.
A pesar del shock inicial, había que reconocer la ironía de la situación. Abuelo, ¿sabes cuando me contabas los pormenores de la matanza del cerdo? Pues me he tenido que cruzar el mundo para ver una. Sí, y no sólo de cerdos. Así somos los señoritos de ciudad.
Los animales sacrificados pasaban a ser despedazados sobre hojas de plataneras. Sendos machetazos, certeros hachazos y a sacar tripas, limpiar intestinos, vaciar estómagos, y repartir los pedazos de carne entre la cocina y los habitantes de la aldea. Y tras apenas una hora de hábil carnicería, sólo quedaba el suelo embarrado por la sangre y algunos perros que daban buena cuenta de lo poco que hubiera quedado.
Y es que había demasiados invitados a los que alimentar. Era el primero de los dos días que durarían las recepciones y que traerían a un par de miles de personas… a un funeral. Evento importantísimo para la gente de Tana Toraja, donde todo gira alrededor de la muerte.
Importantísimo y carísimo. Tanto que el cuerpo puede llevar muerto ya incluso años mientras la familia reúne el dinero necesario para poder llevarlo a cabo. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto el cuerpo del difunto se guarda entre paños y telas bajo la casa.
No todos los habitantes tienen el honor de tamaña fanfarria. Sólo los más ricos y poderosos. Pero cuanto más rico y poderoso, más grande es el funeral, más días ocupa, más amplia la lista de invitados, allegados, familiares y conocidos y mayor la cantidad de animales que pasan a mejor vida a manos de un machete.
¿Y después? Después el cuerpo, en un ataúd que requiere de algunos meses para completarse, se guarda en una cueva, o se cuelga en una pared rocosa, o se horada en lo más profundo de una roca.
Estos son sus cementerios. Así aparecen los esqueletos cuando las maderas se pudren o los cofres se caen cuando las cuerdas que los sujetan se rompen con los años. Acabas paseando entre calaveras humanas, muchas de ellas visitadas frecuentemente por las familias que no dudan en seguir añadiendo ofrendas a su ser querido. Y a la entrada, una efigie de los muertos, tallados en madera, vigilantes.
(¿Falta de respeto? No, ofrenda)
Bienvenidos a Tana Toraja, en el corazón de la isla de Sulawesi, bienvenidos a la vida en un documental. Esta región de la isla es otro mundo en si misma. Otro más de los múltiples que conforman Indonesia. Y uno de los más famosos gracias a este espectáculo tan gore. ¿Quién dijo que el morbo no vende?
Las Tongkonan, sus casas de madera con forma de barco, destacando entre los bosques y los arrozales talladas y decoradas con cornamentas de búfalos. Porque los búfalos son tremendamente importantes. Muestran poder. Cuanto más tienen, cuanto más gordos están, más rica es la familia.
El mercado de Buntu, que se celebra una vez cada seis días es una explosión de color, de frutas y verduras, pero también de animales.
Mientras se buscan los gallos más fuertes para peleas ilegales, los cerdos pasan el día inmovilizados sobre troncos de bambú, listos para ser examinados por los interesados compradores. Además el hecho de que ya estén inmovilizados, facilita mucho las cosas, se pueden apilar sin problemas en una camioneta o cargar tranquilamente en la parte de atras de una moto.
Aunque el mercado destaca por el comercio de búfalos. Una gigantesca explanada que da cabida a vendedores y compradores que muestran orgullosos a sus rumiantes. Que si compro, que si lo engordo, que si lo vuelvo a vender. Pueden valer lo mismo que un coche y la competencia es enorme.
Al fin y al cabo van a formar parte de un rito funerario y uno siempre puede quedar como un caballero llevando uno para la carnicería, aunque esto implicará una deuda del que lo recibe. Si se es menos caballero pero también de corte elegante, puede usted optar por llevar un cerdo, que tampoco le van a hacer ascos.
Pero bueno ¿y que diablos hacía yo en mitad de un funeral? Pues desafiando la mentalidad occidental que desaconsejaría, amparado en la intimidad, el acudir a uno con el que no tuviera relación, en Tana Toraja, es un evento tan público que hasta se anuncia. Así los guías saben que días habrá o no funeral. Parece ser, por lo visto, que ahora no es muy buena época, y que la mayoría de estas celebraciones se concentran en los meses de mejor tiempo, que deben lucir mucho más, así que tuve que esperar tres días para poder asistir a uno.
Logicamente, esto desafía todos mis conocimientos de actos protocolarios. ¿Que hacer? ¿Que llevar? Aconsejado por el guía, es de buen invitado el llevar un obsequio, generalmente un cartón de tabaco. Morir por morir, vamos. Cartón bajo el brazo me acercaba al funeral.
– ¿Pero hombre, no va a hacer fotos, mister? – Me preguntaba el guía.
– No lo veo yo claro. Es que es un funeral y me da cosilla.
– Nada, nada, tu a hacer fotos como un loco, mira, si hasta la gente del pueblo hace fotos, aquí hacer fotos es normal, especialmente de las fotos del difunto, o del difunto, o del ataúd, es como si siguiera con nosotros.
– Igualito, vamos.
– Claro, claro. Venga ven, mira, además te voy a colocar aquí sentadito… junto a la viuda.
– ¿C�MO?
– Venga. No seas tímido. Y así aprovechas y le das el tabaco.
Ahi estaba, sentado junto a la viuda, de riguroso negro, que sabía tanto inglés como yo indonesio, que charlaba animadamente con otra de las invitadas, bromeando incluso, mientras yo intentando descifrar el momento no sabía si poner cara de circunstancia, darle el pésame, o sonreír contra mis principios para ir más a tono con el resto de invitados.
(Mejor me doy al alcohol…)
– Mister, ¿no le va a hacer una foto a la viuda?
– ….
– Que le hace ilusión.
La viuda asintió cuando me vio sacar la cámara, posó para mí frunciendo el ceño con aire muy serio, tomé la foto y siguió a lo suyo mientras me invitaba a un café.
– Oiga – inquirí al guía – ¿Aquí nadie está triste?
– No, eso toca el último día.
– …
Todo un shock para mis sentidos. Pero así eran mis conversaciones con el guía. Leyendo entrelineas entendí que dado que la muerte podía haber sucedido una gran temporada atrás, el dolor no tan reciente, había quedado diluido en el tiempo y que los primeros días, cargados con la energía de recibir a los asistentes y las matanzas pertinentes, apenas dejaban tiempo para el recuerdo que si se manifestaba en el momento del entierro.
Pero los funerales no son la única excusa para acercarse a Tana Toraja. El lugar, rodeado de montañas, es espectacular. Aldeas perdidas en mitad de la montañas por donde desfilan los arrozales entre la jungla, aparecen iglesias cristianas con forma de tongkonan, y si apetece se pueden hacer unos trekkings que deben quitar el aliento, pero que yo, ansioso por cubrir la mayor parte de la zona en los tres días que tenía, opte por hacer en moto por mi cuenta.
Cerré mi último día, tras el funeral, acompañando a mi guía a una pelea de búfalos. Formaban parte de las celebraciones funerarias, y al parecer mi guía tenía una buena apuesta en uno de los ejemplares. Esto ya si que es algo nada turístico, de hecho, me volvía a encontrar como el único no local que asistía al evento. Muy a tono con el resto de la región, era completamente salvaje.
Se enfrentan a dos búfalos, especialmente criados para ello en campo abierto, que se dedican a darse cabezazos y cornadas hasta que uno de los dos sale huyendo derrotado. Ahí no hay más barreras que las que forman los espectadores, así que cuando uno pone pies en polvorosa, a una parte del respetable le toca salir corriendo y dejar hueco para la huída. Los búfalos son tratados con idolatría y las categorías se dividen por peso. Por ahí estaba por ejemplo, un tal Mortek, que causaba furor entre el público asistente que se dedicaba a corear su nombre.
Mi guía perdió lo que sea que hubiera apostado, Mortek ganó, y en el último combate los búfalos decidieron hacer bueno eso de �imagínate que hay una guerra y no nos presentamos� y tras decidir que eso de combatir no iba con ellos y salieron corriendo monte arriba ante la estupefacción local, que no le quedó otra que salir a intentar darles caza.
Tana Toraja, pequeño otro mundo.
Más fotos, entre vísceras, arrozales y casas psicotrópicas, aquí.
Madre mia, tan real, tan real que casi salpica la sangre! supongo te repondrias de tan gore sepelio a tiempo de dar cuenta de la pitanza no?
vaya festival amigo!!! la celebración de la muerte llega a ser muy sugerente en ocasiones.
espectacular las peleas de búfalos… las carreras y la algarabía del público al hacer hueco no tuvieron que ser menos.
Impresionantes tierras y pulcro relato. Las fotos son fantásticas, Ignacio. Es muy interesante conocer otras culturas, y especialmente el culto a la muerte, que se concibe de formas muy distintas en cada lugar. Suerte que hayas podido vivirlo de primera mano.
Un saludo! =)
la virgen.
yo soy más de descarga eléctrica que de degollar, la verdad :b
Me ha pasado exactamente lo que dices en el post. Pasada la impresión, resulta de lo más interesante.
Qué bueno! Estuve hace 8 años y está igual! Y las fotos son buenísimas, como siempre!
Qué envídia! 😉
Nunca me imagine que pudiera exitir un lugar como este en nuestro planeta, que digo universo. Los paisajes son preciosos, la gente no se ve muy amable esa fue mi impresión y con tanta muerte alrededor me sentiría incomodo,no se hasta desconfiado, machetes por un lado viceras por el otro, sangre y demás. Que me dices que tipo de aire y sentimientos te dejo mi queridisimo Ignacio, después de todo lo tuviste enfrente un rato.
Esperando por más de tus sorpresitas.
luego lo leo entero, las primeras fotos me han pillado con el bocadillo de nocilla ;).
La foto de los búfalos compitiendo es simplemente brutal!
Por aquí por el norte todavía se hace cada enero la «matacía», normalmente a cerdo por familia. Todo el rollo de veterinarios y demás permisos le quita cierto encanto, pero la esencia sigue siendo la misma (y el jamón y embutido también).
No se donde lo vi pero hay un documental en español sobre estos funerales. Indagaré un poco a ver si lo encuentro.
¿¿Pero y la sangre la tiran?? despilfarradores…
Mola lo de:
-¿Aquí nadie está triste?
– No, eso toca el último día
me lo apunto..
gracias de nuevo
¡Vaya pasada de casas! me han encantado 🙂
Sí que es verdad que ha sido uno de los post, donde más me ha dado la impresión de estar leyendo sobre un mundo totalmente diferente, como de una civilización parada en el tiempo. Me imagino que algunos de los locales debían flipar cuando te veían por allí.
Con lo guapos que salen ya les gustaría poder recibir las fotos que haces sobre ellos y su vida!
Vaya, menuda experiencia ha tenido que ser. Y es que funerales así como este no se ven todos los dias, y con todo lo que le rodea, ufff
Por lo que leo y veo creo que te ha impactado tanto como a nosotros. Es verdad que está igual que hace unos años, pero sigue siendo igual de espectacular la región. Espero que te haya gustado y haya sido un buen consejo y una buena elección.
Besitos y nos vemos en Ubud??? (espero que sean tus siguientes fotos)
Buena caza
Matanza… funeral… mercado… pelea de búfalos… tienes razón, es como si de un documental se tratara!!! ¿pero cómo demonios te enteras de estas cosas?
Las fotos brutales (algunas literalmente)
Un abrazo!!!
para muchos pueblos las funerales parecen a esas… he visto un pueblo donde hacian la destruccion de la casa del muerto despues de la fiesta y de la matanza de todos sus animales… dos años despues de la muerte… cuando toda la familia ha llegado…y que tienen el dinero…muestran pena hundida un momentito… fue durante tres dias en el pais Somba
En Tana tu nos muestras un cuadro exceptional
Un gran reportaje
best regards, don Ignacio
Este es el tipo de cosas por las que merece la pena dar una vuelta al mundo, sitios perdidos con costumbres ancestrales que te hacen sentir un extraterrestre. Tu abuelo te dará una buena colleja por ver una matanza en indonesia y no en su pueblo. Tremenda experiencia Ignacio. No te miraban todos en la lucha de b’ufalos como diciendo «este tipo? de d’onde sale?» Recibiste mi email sobre NZ? Si necesitas m’as detalles, consejos o n’umeros de tlf, pregunta, tengo las gu’ias en casa.
Bueno, pasada la primera impresión de ayer, al contrario que tú yo no tube que recorrer medio mundo para ver una matacía, la vi de bien pequeño en casa de los abuelos, y creo es algo me traumatizo de por vida aun escucho los gritos del cerdo resonando en mi cabeza.
Salvando la parte goré y la parte en la que los derechos de los animales se los pasan por donde quiera que allí se pasen las cosas que no les importan, el post es bastante instructivo e interesante en lo que al rito de la muerte se refiere.
Por otro lado las fotos inpresionantes, fantásticos paisajes y muy buenos retratos.
Por cierto eso si que es tomarse una «Caña» y no lo que haceis en Madrid 😉
Saludos y suerte
Enhorabuena otra vez.
Magnifico relato.(fotos incluídas)
A mi salvando mucho las distancias me paso algo parecido en Tailandia donde alquile una moto para recorrer Ayathuya, medio perdido aparecí en un templo donde la gente estaba celebrando algo festivamente.
Cuando preguntamos que celebraban y nos dijeron que un funeral, nos quedamos de piedra.
Eso demuestra, la concepción de la muerte es totalmente opuesta a la nuestra.
Un saludo.
Muy buenas fotos. Siento fastidiar pero que todos sepan que en la región hay un Sofitel estupendo, bonito y salvaje, cierto, pero turístico. Nosotros eramos los únicos dos guiris y aquel día al amanecer cuando acuchillaron a 10 bufalos. Fotos pocas, con mi FM2 (diapos de ISO100), fue un poco complicado congelar a un búfalo herido de muerte por un golpe de machete dado en la yugular y que ha desclabado la estaca que se mantenía atado al suelo. Allí corria todo el mundo y hasta me recordaron los Sanfermines. Eso sí cuando acabaron con todos ellos ya era la hora de los turístas que había terminado de desayunar en sus preciosos hoteles.
Así es Tana Toraja.
Por cierto No vimos la pelea ya que ninguno de los dos bufalos tenía ganas de fiesta aquel día.
El culto a los muertos en Indonesia es la leche he visto a gente que a colgado fotos de sus abuelos muertos en la red. Diferente cultura nada más.
Un saludo.
Otro fabuloso relato :D.
La nº 26 es buenísima!
Que buen artículo. Tanto las fotos como el texto tienen un carácter documental que se agradece!!
Brutal. Esto…después de lo bucolico de tu encuentro con los orangutanes, ahora..zasca! chorrazo de sangre!!! ja ja, qué fueeeete.Muy interesante este post, no sabía que existían sitios así, me ha sorprendido muchísimo
Da la impresión de ser uno de los sitios más curiosos, cultural y socialmente hablando, que has pisado.
Genial, omo siempre, la descripción de la experiencia. No sé cómo lo haces, pero a uno le parece estar formando parte de la película.
Un abrazo!
Impresionante. La cara de la niña (o el niño) blanquecina con canicas por ojos lo dice todo.
Me pregunto cómo hacen para reconocer a su búfalo si son todos iguales!! deberían ponerles camisetas como los equipos de fútbol, para evitar confusiones.
Primo, desde luego toda una experiencia. Las fotos geniales, cómo siempre. Esto es un reportaje y no los de la Magnum. Cuídate mucho por allá.
Un abrazo.
Alucinante.
Yo también me quedo con la de la niña, la 34.
Es sorprendente descubrir cómo se vive la muerte en otros países, a veces quizá sea mejor que la nuestra…
Creo que alguien ya te lo dijo antes: cada post que haces es mejor que el anterior,
y ahora mientras leia este posteo pense:
«este joven se convirtió en un storyteller»
gracias por tan lindas historias que nos contas siempre, creo que quienes te seguimos viajamos con vos!
Vero.
Begoraz, no comí mal, no… pero nada de lo que tenían en el funeral. Eso sólo para los invitados de verdad. 🙂
Enrique, espero en algún momento a la vuelta poder subir vídeos. Ya verás ya lo de los toros…
Madam Beus, muchas gracias. Sí que es diferente. A mi lo que más sorprende es el velo que tenemos nosotros, en nuestra sociedad, con este tema. Es tabú, no se habla de ello y por lo tanto siempre se entiende como antinatural, cuando debería ser todo lo contrario.
Nico Cinero, me alegro (de que te resulte interesante, no de que prefieras la silla eléctrica, eh?)
Volanthevist, si, parece ser que no ha cambiado nada en el último siglo… 🙂
Monchoman, la gente es bastante amable y muy simpática. Lo aclaro para que no te quedes con una mala impresión.
Morfet, si, todavía hay muchas zonas de España donde se sigue haciendo. A mi me gustaría asistir a uno, siempre pensé que me daría más cosa, pero ahora me parece bastante interesante. 🙂
Edu, la sangre las van guardando en cañas de bambú, pero la manera de guardarlo no es tan eficiente como los spanish cubos. 🙂
Pati, si, yo también estaba igual. Era como si fuera una peli. A ver, la cámara oculta, donde esta? 🙂
Javier I. Sampedro, pues si… toda una experiencia! 🙂
Carol, Ubud llegará en breve, aunque no se muy bien como voy a organizar el jaleo que tengo de Bali… XD
Memoriadepez, Tana Toraja es famosa por sus ritos funerarios. Vamos, que todo el mundo que pasa por allí se preocupa por verlo. Es como ver la torre Eiffel en París, algo que hay que hacer. 🙂
Marie Midi, muchas gracias. Que interesante lo de Somba!
Diego Labajos, totalmente. Mi abuelo ya me dio la colleja por teléfono cuando se lo dije. Aunque le pareció curioso. Las miradas en el combate de toros eran también de asombro, como bien dices, del tipo… ¿Y este que hace aquí?
Jose Diego, yo oí tantos cochinillos gritar que ya se me pasó el efecto! Era la banda sonora del lugar. 🙂 (Muy bueno lo de la caña, por cierto) XD
Pipó, si, es un tema donde la globalización no influye para nada… 🙂
Empecinado, yo no he dicho que la zona no sea turística. Sólo en el combate de toros que estaba como a una hora de viaje de la zona estuvo sólo como único no local. Y flipando, claro.
Llul Poc, muchas gracias!!
Belén, 🙂
Álvaro, muchas gracias! Me alegro que te haya gustado. 🙂
Virginia, si, aquí no hay tregua!! es para que no os confieis! jajaja!!
Japogo, totalmente. Fue un shock. Hablando con casa les decía que era increible, indescriptible… «no os lo váis a creer!!» 🙂 Por lo menos tengo fotos para demostar que es cierto!!! jajaja!
Vane, jejeje… iguales para tí y para mí! Ellos seguro que lo reconocen a leguas. 🙂 Eso sí, luego a los europeos nos ven todos iguales. Cito palabras textuales: «es que tenéis todos la nariz muy grande!!». Lol!!
Jose María Blazquez, muchas gracias primoooo!! XD Vamos a avisar a la gente de Magnum!! jajaja!
Queseyo, dificil ranking, no crees? 🙂
Veronica, jajaja… para nada!! me sigue costando sangre y sudor escribir los posts. 🙂 Muchas gracias a ti!!
Saludos a los contertulios, que alguien vaya a por más café que se está acabando!!! ( Y muchas gracias por los comentarios)
🙂
Que tremenda experiencia la que estas viviendo, estoy de acuerdo que los «civilizados» tenemos a la muerte como un tabú, cuando en éstos lugares nos muestran una concepción diferente, más realista y hasta mística.
Yo soy de México y allí también celebramos el día de muertos, aunque claro, Tana Toraja es punto y aparte.
Tengo algo de manía a la fiesta de la matanza. Mi familia la celebraba y sólo me lo pasaba bien si el cerdo se escapaba, lo que apenas pasaba. El problema es que yo quería darle vueltas a la máquina de picar carne, pero nada. Cuando me hice más mayor me decían que la tarea de las mujeres era limpiar las tripas, así que dejé de ir. Este año la asociación del pueblo la hizo y me siguió pareciendo algo coñazo, la parte buena es que te pasas todo el día comiendo con la tontería.
El proceso que has ilustrado es el mismo que en Castilla y León. Algunas familias en vez de quemar con soplete limpian los pelos con agua y jabón y raspan con rodapiés de terrazo la piel.
Impresionante lo que varían unas culturas de otras.
Si yo hubiese estado en tu situación seguramente hubiese estado todo el rato con los ojos como platos viendo todo aquello
Daniel Aréchiga, es cierto. Cada lugar se plantea la muerte de manera diferente. Yo estoy en contral de que sea tabú. Se debería hablar mucho más sobre ella. Por cierto, me encantaría ver México en el Día de los Muertos.
Oria, si, exacto. Tal y como me lo contaba mi abuelo y tal y como me lo dijo cuando se lo expliqué. 🙂
Iñaki Mateos, yo estaba con los ojos como platos todo el rato!! 😀
🙂
Ignacio, acabo de leer esto, madre mía me ha dado dolor de panza!!!
Que vivencias has tenido, que hace un extraño en esas celebraciones?!? no puedo ni imaginar tus días ahí! que valiente! no se si yo me atrevería a entrar a un lugar así, tal vez si me acompañas si, ja!
En México hacemos mucha fiesta en día de muertos, pero no en el funeral, eso es cosa seria y dolorosa! bueno ojalá pudieras venir a México en esas fechas, es toda una fiesta en todos los pueblos.