Eránse que se eran, una panda de seres, cada cual con lo suyo, llegados cada uno desde los más reconditos e inhóspitos parajes de la geografía ibérica hasta la germana ciudad de Karlsruhe.

Antes de eso, no se conocían, no sabían cual era su nombre, ni que les gustaba a cada uno, ni lo que les hacía reir, ni lo que les hacía llorar. Pero el señor Erasmus les había encomedado una misión: «Id y divertios. Estudiad y aprobar lo que podais, pero sobre todo abrid bien los ojos y aprended de la vida y traeros a la vuelta el recuerdo de que este pequeño tiempo lo habeis aprovechado al máximo» decía con voz ronca (bueno, yo al Señor Erasmus me lo imaginaba asi, con sus barbas blancas y voz ronca).

Le hicimos caso. Yo el primero. Dificil misión para un pin-pin como yo, pero al menos habría que intentarlo. Así, los recien llegados se encontraron, se conocieron, aprendieron sus nombres, lo que les gustaba a unos, lo que les gustaba a otro y tuvieron un año para cerrar lazos de amistad que aún perduran a día de hoy, dos años después de abandonar los encargos de tan noble maestro. Y es que mis queridos niños, que lo que el señor Erasmus ha unido que no lo deshagan la vaguería, ni el tiempo, ni mucho menos la distancia.

Para ayudar a todo este concepto filosofal, gran parte de los discípulos de Herr Erasmus, nos juntamos para rememorar batallas, para vernos y para dejar bien clarito que no se acabó cuando nos fuimos cada uno por nuestro lado.

Viejas y alguna que otra nueva cara, jiji, juju, abrazos, pischa!!!, pero niño!!! chulooo!!!, pequeño!!!, Wilson!!!, golfooo!!! cuando me acuerdo de Lugoooo!!! gran momento Teletubbie lleno de abrazos, satisfacción de cada uno por haberse cruzado, mares, montañas y lo que fuera para estar allí. En Valdelaguna.

Si señores. De alguna manera el Maestro Ponch y el U2k campeón se las apañaron para coordinar, horas de llegada de cada uno, tener coches disponibles, buscar y alquilar la casa, comprar y todo sin despeinarse. Cosa, a la que ya teniendonos acostumbrados, va careciendo del factor sorpresa. Porque a estos dos la buena organización se les da por presupuesta. 🙂

¿Qué mejor manera que comenzar zampando? Que los viajes han sido largos y los peregrinos están agotados. Aliviemos el pesar con cerveza y pan. Y bueno, algún que otro productillo traido de la región…

Ni los más osados tuvieron valor ni ganas para negarse. Más huevos!!! Hay que cocinar para una jauría hambrienta!!!


Están saciados los estómagos de sus señorías? Pues no se retiren todavía que aún hay más.

No hubo que insistir para que se afinaran (o desafinaran más bien) las cuerdas vocales al son del niño de la Puebla y del sillero cajonero (?) adjunto.

Damos paso a la fiesta, porque que es lo que pedía el populacho. Calentemos el ambiente (como si hiciera falta) a base de bailes…

… y que cada uno vaya dejando su trocito de arte, bien fuera degollando al gato cantando…

muñoneando tocando la guitarra…

sillenado cajoneando…

… o haciendo el chiquito Camarón.

Y los demás que? Los demás… Dragoneando.


Amaneció en Valdelagunas en algún momento? Sí. Puedo adelantar que amaneció, tarde y mal, pero amaneció. De las consecuencias y de lo que aconteció a continuación será mejor no hablarlo en estas páginas. O tal vez sí, pero mañana en otro momento.

De momento brindamos por los que quisieron estar y no pudieron y por los que no quisieron estar por lo que se perdieron!!! 🙂