No vale la pena negarlo, ya habiendo mostrado mis cartas en cuanto a uno de mis edificios favoritos de la capital alemana, me voy a explayarme ahora con el que sin lugar a dudas es mi nummer eins. El Reichstag.

Este edificio acoge al parlamento alemán. Comenzó a construirse en 1871 con el comienzo del segundo Reich y no siempre tuvo el aspecto que ahora tiene. Un incendio devasto parte en 1933 y también fue víctima de bombardeos de los aliados en la segunda guerra mundial. Permaneció durante toda la guerra fría en la parte oeste y fue el punto donde se celebró la ceremonia de reunificación de las dos alemanias en 1990. Fue entonces cuando Norman Foster ganó el concurso para su reconstrucción y añadió la parte que más me gusta. La cúpula.

Nunca he sido una persona excesivamente culta en arquitectura, pero llevo un tiempo descubriendo que muchos de los edificios que me gustan son de este tal Foster. En londres, sin ir más lejos, hay muchas de sus creaciones como el Ayuntamiento, la Swiss Re, conocida cariñosamente como el pepinillo, el Millenium Bridge o la nueva cúpula del British Museum, entre otros.

Dos cosas lo hacen tremendamente especial para mi: que se puede andar por sus paredes en un camino en forma de espiral y que su centro es un enorme lucernario a base de espejos para reflejar toda la luz al interior de la cámara.


Para poder acceder a él hay que esperar una divertida cola que avanza cada quince minutos aproximadamente y nosotros aprovechamos para repartirnos en turnos durante la hora y media que tuvimos de espera y poder ver algo más de la zona. Realmente a mi me parece de visita imprescindible si se pasa por Berlín.


Así que sin mucha más dilación aquí van un tronchete de fotos para que lo goceis. No pude contenerme. 🙂









¿Y estas alemanas que tienen que ver con todo esto?