Kodaiji 01.jpg

Atravesando lo que a mi me pareció un laberinto de calles empedradas, flanquedas por edificios de madera y bien entrado en la noche, Makiko nos llevó a Matoki y a mi a las entradas del templo de Kodaiji, cuyos alrededores, adornados de farolillos que impregnaban el ambiente de rojos y dorados en la oscuridad, nos atraía sin remedio como moscas a la miel.

Kodaiji 03.jpg

Kodaiji 04.jpg

Y es que si los templos japoneses ya de por sí son preciosos, si además los preparan con juegos de luces para que los puedas disfrutar de noche creando ese contraste irreal casi de cuento, entonces son aún más irresistibles.

Kodaiji 06.jpg

Kodaiji 08.jpg

Nos perdimos entonces por sus jardines de bambú, rodeando este templo del 1605, donde aún sin trípode, no tuve más remedio que buscar todo tipo de objetos que sujetaran la cámara, para intentar llevarme conmigo un pedacito de él. Todo un regalo por parte de nuestra anfitriona en Kioto.

Kodaiji 09.jpg

Kodaiji 10.jpg

Y no. No fué un sueño.

Kodaiji 12.jpg