Llego la mañana, siendo ella la primera del nuevo año. Capítulo nuevo. Hoja en blanco de de este 2012, ese mismo que muchos aseguran que se acabará el mundo. Excusa ridícula para disfrutar cada día con todo lo que tenga que ofrecer. En mi lista de balances, ha sido un año tan increíble como sorprendente e inesperado. Hace un año habría sido incapaz de predecir nada del ya extinto 2011 y sin embargo eso no ha sido nada malo. La vida tiene mucho que ofrecer y es grato dejarse sorprender. Mis deseos para el nuevo siguen siendo los mismos. Disfrutarlo y aprovecharlo, sea lo que sea que venga. No puedo por menos que desearles lo mismo.

Y mientras tanto, una vez más pasaron las navidades, en nuestro rinconcito, esa fecha inamovible que la chincheta clava en Béjar y esta vez, en lugar de reportaje fotográfico, lo he intentado plasmar en video. Por un simple motivo del que ya me habían prevenido. O se lleva la cabeza en modo foto o se lleva en modo video. Parecería absurdo, si cambiar entre ambos es solo cuestión de apretar un botón, pero no me pregunten por qué, mi cerebro encuentra esa alternancia inviable. Así que, esta vez, sólo video.

Sigo practicando, a pesar de la cada vez mayor aparatosidad de cacharros, cámaras y utensilios (que ya hace mucho que superan en tamaño a mis macutos de ropa). Curioso y difícil este nuevo lenguaje. Un reportaje (aunque esta palabra se le quede un poco grande) creo, bastante sincero y honesto. Hecho con todo el cariño para recordar esos momentos de Sierra, comilonas y reencuentros. Volver.

Comenzamos el 2012 con más fuerza que nunca. Nos esperan grandes cosas este año. No lo duden. Feliz 2012.