Cuando ya pensaba que este año volvía a escaparse, de repente nos encontramos con el Otoño. Con ese siempre precioso canto de cisne de la naturaleza antes de entregarse a la muerte del invierno. Tonos cálidos para días que se esfuman fríos. Un regalo en lluvia de pétalos dorados que abruma los sentidos. Intento, siempre que puedo, hacerme con la cámara y visitar algún lugar donde los colores exploten antes de apagarse definitivamente. Este año no había tenido la oportunidad de abandonarme entre hojarascas y fue Aranjuez quién vino a mi amparo.
He de admitir con cierta vergüenza ser víctima del tópico que asegura que nos esforzamos poco en visitar los lugares a los que la cercanía nos hace suponer siempre disponibles. Esa proximidad hace dilatar el encuentro en el tiempo hasta mucha veces caer en el olvido. Quizás por eso, no había visitado Aranjuez antes, por su maldición es estar a apenas media hora de tren de Madrid. Lo suficientemente lejos para pensarlo como una visita. Lo suficientemente cerca como para poder dejarla sin remordimiento para dentro de unas semanas. Y entonces volver a retrasarlas.
Enmendé mi error, sin saber muy bien que esperar y quede aturdido, enamorado de ese rincón diseñado con rigurosidad geométrica, precisión matemática y armonía áurea. De esos jardines con pasillos infinitos entre paredes de ocres, naranjas, amarillos y tostados. Del espejo en calma del Tajo, perfectamente simétrico, afinado con el resto del lugar. Fue una delicia pasearla en ese terminante día con sol antes de semanas de cielos plomizos y lluvias que nos han regalado el tiempo recientemente.
Felipe II fue su gran artífice el que promovió su construcción, un lugar de ocio y recreo, de acercamiento a la naturaleza. Un emplazamiento al Sur de Madrid, la nueva capital de su reino que se complementaba con otro al Norte, el Escorial, este dedicado al culto, a la religiosidad. Dos adjuntos que formaban la imagen que este Rey tenía de su nuevo mundo. Quedó pues, Aranjuez, como una suerte de Versalles, un sitio para la distensión y el disfrute, donde todo giraba alrededor de su Palacio Real (que bien merece una visita aunque sea para deleitarse con los lujos y la ostentación que inundan sus salas, museos de excelsa decoración y vestigios de lo que fue uno de los más poderosos Reinados).
Pero para mi la maravilla está en los jardines, en esa sucesión infinita de espacios verdes que crecían según se hacían cargo de ellos los sucesivos monarcas. Inabarcables recorridos guardados por estatuas al arrullo de las fuentes, por los que vagar sin rumbo sobre las alfombras de frondas. Es ahí, en esos recovecos del laberinto donde residen los tesoros.
Como parte de un reino en el que no se ponía nunca el sol, llegaban a Aranjuez especies vegetales de todo el mundo, integradas ahora en ese gigantesco jardín botánico, diseñado a partir de líneas rectas, trazas geométricas y radiales. La más importante colección de árboles cultivados procedente de América y Asia completados con regadíos y canales, que se ramificaban en otros secundarios hasta poder alcanzar tocas las partes de esos jardines.
Fue una visita breve, una sorpresa de apenas un fin de semana para empezar a descubrirla y donde, a pesar de la espera y de las inexcusables excusas para no haberla visitado antes, nos recibió con su traje de gala. Dicen que Aranjuez siempre es bonito, pero que cuando se viste de Otoño es incomparable.
No encuentro ni una razón para el desacuerdo.
Visitar Aranjuez fue parte de un minubetrip conjuntamente con Turismo de Madrid.
Más información:
Aranjuez en Minube | Turismo de Aranjuez | Turismo de Madrid
Galería de fotos
Valeeeeee, valeeeeee, me pido un par para tu calendario 2017 ;p
No sabría cual elegir de arboledas amarillas…. parece que siento el olor… y el solecito!!
Cómo siempre… fotazas!!!
Que bien verte tan en forma!! y con tan buen ojo!!!!
Abrazos!
Jajajaja! Alguna caerá… 🙂 Muchas gracias!! un besazo!!
Maravillosas fotografías. Aranjuez es precioso y tan cerquita. Saludos.
Muchas gracias!! 🙂
Como dice Queseyo, qué bien verte con tan buen ojo (como siempre).
^_^ Mil gracias, Sandra!
Pues lugar que pisas lugar que me saca suspiros, pero definitivamente el otoño en ese lugar se ve más que bello
Y acompañado de tu reseña más!
Abrazos.
Si, es un rincón precioso cerca de Madrid. A ver cuando vienes a vernos!! 🙂
Me encantaron.
¡Hermosas todas!
Saludos desde México.
Enhorabuena por tan fantásticas fotografías.
Muchísimas gracias!!